Hola. Aunque ojalá me equivoque, voy a tratar de explicar humildemente por qué creo que Vox puede sacar muchos votos en las elecciones generales de hoy, 28 de abril. Este artículo llega tarde para evitarlo, pero al menos quizá sirva para que no se repita más adelante (es coña, sé que esto lo van a leer cuatro gatos, pero bueno, me entretengo escribiéndolo).
El pasado diciembre, en las elecciones autonómicas andaluzas, Vox, un partido de extrema derecha creado a partir de una escisión del PP y hasta entonces marginal, obtuvo casi 400.000 votos (cerca del 11%) y 12 diputados, lo que supuso la primera representación de esa formación en un parlamento español y además en un feudo tradicionalmente socialista. El programa de dicho partido ofrece ideas muy locas, como la ilegalización de las organizaciones independentistas; el "agravamiento de las penas por las ofensas y
ultrajes a España y sus símbolos o emblemas"; la desaparición del Estado autonómico; la recuperación de Gibraltar; la derogación de la Ley de Memoria Histórica (a la vez que promueve una "ley de memoria dignidad y justicia para las víctimas del terrorismo") y de la Ley de Violencia de Género; la "supresión del Concierto Económico Vasco y el Convenio Navarro"; la deportación no solo de los inmigrantes ilegales, sino también de los "que estén de forma legal en territorio español
pero que hayan reincidido en la comisión de delitos leves o hayan cometido algún
delito grave"; la "publicación de datos sobre nacionalidad y origen en estadísticas de delitos"; la suspensión del espacio Schengen; la liberalización del suelo; la supresión en la sanidad pública de "las intervenciones quirúrgicas ajenas a la salud
(cambio de género, aborto…)"; "una ley de protección de la tauromaquia"; la protección de la caza; o la "defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural", es decir, la presumible ilegalización del aborto. Además, Santiago Abascal ha defendido de viva voz la necesidad de armar a la población, adoptar "El novio de la muerte" como himno nacional, o la vuelta de la mili (a pesar de que el propio Abascal evitó hacerla a base de prórrogas). El partido ha defendido en su campaña que es menester una nueva reconquista de España.
Bien, este programa se podría resumir como una defensa a ultranza de la nación española y de los españoles de bien y de pura raza, de sus valores religiosos, de su virilidad y de sus tradiciones. Y aunque los sondeos dan como favorito al PSOE, todos coinciden en que, liquidado el bipartidismo, Vox entraría con fuerza en el Congreso, quizá con un número suficiente de diputados para, sumándolos a los del PP y Ciudadanos, rozar la mayoría absoluta.
Como diría el personaje de Bosco en "Tesis": Acojona, ¿eh?
En su libro "En defensa de España", el historiador Stanley G. Payne escribe con acierto que "España es el único país occidental, y probablemente del mundo, en el que una parte considerable de sus escritores, políticos y activistas niegan la existencia misma del país, declarando que «la nación española» sencillamente «no existe»". Esta insólita negación de la realidad cohabita con el empeño de los separatistas catalanes en hablar de una supuesta República Catalana, un ente que solo existe en su imaginación y que incluso algunos tratan de defender a toda costa. La situación es tan rocambolesca que cuando un policía es grabado diciendo algo con sentido común ("¡la república no existe, idiota!"), el vídeo se hace viral:
Es obvio que en un ambiente tal, la aparición en la escena política de una formación que hace una defensa decidida de la nación española contará con muchos seguidores, y cada vez más mientras la situación propicia para ello persista. Por tanto la solución estaría en que los españolitos en general, empezando por nuestros políticos, intelectuales y activistas, dejáramos de una vez de asociar nuestra nación con el franquismo, ya que existe desde bastante tiempo antes, y aceptáramos de una vez que España no es ni mejor ni peor que otros países de nuestro entorno. Y sobre todo que sí, que existe.
Después de la Guerra Civil y la dictadura de Franco, el interés por la historia contemporánea en nuestro país se ha ido incrementando, aunque esto es en realidad una tendencia general en todo el mundo. En la Transición, la historia reciente se trató con bastante ecuanimidad, casi nadie tenía la intención de continuar con la dictadura, se esperaba no repetir los errores de antaño (como los que llevaron a la Guerra Civil) y existía la sensación general de que el pasado estaba superado. Hoy en día se dice que en la Transición se acordó un supuesto "pacto de olvido", pero no es cierto: precisamente, como la historia no se olvidó, el proceso se fundamentó en la negociación y el consenso y se buscó no reincidir en los dislates del pasado para evitar una nueva guerra civil. A pesar de que hoy la izquierda es la más crítica con la Transición, esta forma de hacer las cosas benefició al PSOE que acabó por ganar las elecciones por mayoría absoluta en 1982 y se mantuvo en el poder durante catorce años.
De manera que en la Transición no se "olvidó" nada. Aquellos años fueron ricos en investigaciones históricas y publicaciones sobre la Segunda República, la Guerra Civil Española y el franquismo. Nunca antes se le había prestado tanta atención a la historia ni esta había sido tan asequible. Lo que sí se hizo fue evitar que se utilizara la historia como arma de propaganda política. Y así se siguió haciendo hasta la campaña electoral de 1993, cuando, en un ambiente de crispación por los casos de corrupción del PSOE, José María Aznar se declaró azañista y Felipe González le respondió que votar al PP serviría para que volviera el franquismo. González ganó en aquellos comicios (aunque no de una forma tan abrumadora como en los anteriores), pero a costa de romper un pacto no escrito de la Transición. El empleo de la historia como arma política se repetiría a partir de ese momento hasta hoy.
El año 2006, durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero, fue declarado por el Congreso de los Diputados como Año de la memoria histórica con la única oposición del Partido Popular, y en 2007 se aprobó la Ley de Memoria Histórica, que incluye el reconocimiento de todas las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo. Algunos autores de distintas tendencias habían recelado del concepto de "memoria histórica". Así, para Stanley G. Payne, estamos ante un oxímoron, puesto que la memoria es subjetiva y la historia es, o debería ser, objetiva. Santos Juliá escribió que "imponer una memoria colectiva o histórica es propio de regímenes autoritarios o de utopías totalitarias", añadiendo que "las guerras civiles sólo pueden terminar en una amnistía general". Y Paul Preston confesaba que le resultaba "muy incómodo que se empiecen a hacer leyes sobre estas cosas". Parece que los redactores de la ley hicieron caso a los historiadores, porque en el texto definitivo la expresión "memoria histórica" solo aparece en el título y cuando se anuncia la creación de un Centro Documental de la Memoria Histórica y Archivo General de la Guerra Civil. En el resto del escrito solo se leen las expresiones "memoria personal y familiar" y "memoria democrática", siendo esto último lo que la ley pretende fomentar. Reconoce además que "no es tarea del legislador implantar una determinada memoria colectiva", añadiendo que "sí es deber del legislador, y cometido de la ley, reparar a las víctimas, consagrar y proteger, con el máximo vigor normativo, el derecho a la memoria personal y familiar como expresión de plena ciudadanía democrática, fomentar los valores constitucionales y promover el conocimiento y la reflexión sobre nuestro pasado, para evitar que se repitan situaciones de intolerancia y violación de derechos humanos como las entonces vividas".
La ley se aprobó el 31 de octubre de 2007 con los votos en contra del Partido Popular y de Esquerra Republicana de Catalunya. Durante el mandato de Mariano Rajoy, del PP, la ley quedó derogada de facto puesto que no se le destinó ninguna partida de los presupuestos de 2013 y 2014. Para el PP, la ley reabría viejas heridas. En realidad, a dicho partido parece como si nunca le hubiera preocupado la historia, dejando todo el discurso sobre la misma a sus partidos opositores, básicamente los de izquierdas y los nacionalistas periféricos. En ese sentido, el PP parece muy influido por el "presentismo", que a su vez se enmarca en la ola de posmodernismo que nos invade y de la que hablaré después. De manera que el PP se ha ocupado más bien del presente y de la gestión de la economía, eso sí, a la vez que ha obstaculizado todo lo posible la identificación, localización y eventual exhumación de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo aún desaparecidas, algo que se supone que facilita la Ley de Memoria Histórica. El asunto es muy de traca si tenemos en cuenta que España es uno de los países con más desapariciones forzadas del mundo. Aunque el Partido Popular procede de Alianza Popular, que a su vez es una formación fundada, entre otros, por un exministro de Franco -Manuel Fraga-, la historia del partido está del todo asociada a la democracia. A sus dirigentes no les habría costado nada desmarcarse sin ambages del franquismo, ratificando aquella condena que ya hicieron en 2002, cuando incluso prometieron ayudas para reabrir las fosas comunes. Pero al final de todo eso rien de rien. De manera que el PP, con su actitud, ha contribuido notablemente a que la historia continúe mezclándose en el debate político. Así, la izquierda y los nacionalistas periféricos no han dudado en calificar una y otra vez al PP de "extrema derecha" e incluso "fascista", a lo que dicho partido siempre ha respondido con una destacada torpeza dialéctica y sin rectificar (al contrario que Ciudadanos, que no ha tenido problemas en recordar que condena el franquismo cada vez que ha sido necesario). Al no ratificar la condena al franquismo ni con palabras ni con hechos, el PP lo ha legitimado y ha albergado en su seno durante mucho tiempo a auténticos franquistas que, en un momento dado, han buscado argumentos para escindirse y crear Vox. Es lo que tiene la ambigüedad mal calculada.
El año 2006, durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero, fue declarado por el Congreso de los Diputados como Año de la memoria histórica con la única oposición del Partido Popular, y en 2007 se aprobó la Ley de Memoria Histórica, que incluye el reconocimiento de todas las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo. Algunos autores de distintas tendencias habían recelado del concepto de "memoria histórica". Así, para Stanley G. Payne, estamos ante un oxímoron, puesto que la memoria es subjetiva y la historia es, o debería ser, objetiva. Santos Juliá escribió que "imponer una memoria colectiva o histórica es propio de regímenes autoritarios o de utopías totalitarias", añadiendo que "las guerras civiles sólo pueden terminar en una amnistía general". Y Paul Preston confesaba que le resultaba "muy incómodo que se empiecen a hacer leyes sobre estas cosas". Parece que los redactores de la ley hicieron caso a los historiadores, porque en el texto definitivo la expresión "memoria histórica" solo aparece en el título y cuando se anuncia la creación de un Centro Documental de la Memoria Histórica y Archivo General de la Guerra Civil. En el resto del escrito solo se leen las expresiones "memoria personal y familiar" y "memoria democrática", siendo esto último lo que la ley pretende fomentar. Reconoce además que "no es tarea del legislador implantar una determinada memoria colectiva", añadiendo que "sí es deber del legislador, y cometido de la ley, reparar a las víctimas, consagrar y proteger, con el máximo vigor normativo, el derecho a la memoria personal y familiar como expresión de plena ciudadanía democrática, fomentar los valores constitucionales y promover el conocimiento y la reflexión sobre nuestro pasado, para evitar que se repitan situaciones de intolerancia y violación de derechos humanos como las entonces vividas".
La ley se aprobó el 31 de octubre de 2007 con los votos en contra del Partido Popular y de Esquerra Republicana de Catalunya. Durante el mandato de Mariano Rajoy, del PP, la ley quedó derogada de facto puesto que no se le destinó ninguna partida de los presupuestos de 2013 y 2014. Para el PP, la ley reabría viejas heridas. En realidad, a dicho partido parece como si nunca le hubiera preocupado la historia, dejando todo el discurso sobre la misma a sus partidos opositores, básicamente los de izquierdas y los nacionalistas periféricos. En ese sentido, el PP parece muy influido por el "presentismo", que a su vez se enmarca en la ola de posmodernismo que nos invade y de la que hablaré después. De manera que el PP se ha ocupado más bien del presente y de la gestión de la economía, eso sí, a la vez que ha obstaculizado todo lo posible la identificación, localización y eventual exhumación de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo aún desaparecidas, algo que se supone que facilita la Ley de Memoria Histórica. El asunto es muy de traca si tenemos en cuenta que España es uno de los países con más desapariciones forzadas del mundo. Aunque el Partido Popular procede de Alianza Popular, que a su vez es una formación fundada, entre otros, por un exministro de Franco -Manuel Fraga-, la historia del partido está del todo asociada a la democracia. A sus dirigentes no les habría costado nada desmarcarse sin ambages del franquismo, ratificando aquella condena que ya hicieron en 2002, cuando incluso prometieron ayudas para reabrir las fosas comunes. Pero al final de todo eso rien de rien. De manera que el PP, con su actitud, ha contribuido notablemente a que la historia continúe mezclándose en el debate político. Así, la izquierda y los nacionalistas periféricos no han dudado en calificar una y otra vez al PP de "extrema derecha" e incluso "fascista", a lo que dicho partido siempre ha respondido con una destacada torpeza dialéctica y sin rectificar (al contrario que Ciudadanos, que no ha tenido problemas en recordar que condena el franquismo cada vez que ha sido necesario). Al no ratificar la condena al franquismo ni con palabras ni con hechos, el PP lo ha legitimado y ha albergado en su seno durante mucho tiempo a auténticos franquistas que, en un momento dado, han buscado argumentos para escindirse y crear Vox. Es lo que tiene la ambigüedad mal calculada.
Para colmo, los líderes del PP y también de Ciudadanos legitimaron a Vox haciéndose una foto junto a los cabecillas de esta formación durante una manifestación conjunta en la plaza de Colón de Madrid:
Hoy el posmodernismo y su manifestación política, el nuevo progresismo de pensamiento único -o "corrección política"-, están en auge. El posmodernismo supone un relativismo extremo en el que no hay una "verdad", porque toda verdad es relativa y por tanto cada cual tiene "su" verdad. Todo es subjetivo. La corrección política es transversal, puede ser de derechas o de izquierdas, de manera que está presente en multitud de organizaciones políticas occidentales y en casi todas las instituciones. Eso sí, tiene su origen en Estados Unidos, pero cada vez influye más en España y otros países. Persigue un igualitarismo radical que no se encuentra reflejado en la realidad, pues los seres humanos no somos iguales ni en el plano físico, ni en el intelectual, ni en el moral, y por tanto termina creando frustración y contradicciones de forma permanente, lo que lleva a los Estados a imponer medidas coercitivas para imponerlo. Este problema se aprecia claramente en la Unión Europea, donde el igualitarismo se relaciona de forma contradictoria con la economía de mercado y la globalización produciéndose más desigualdades, lo que hace que se adopten más medidas coercitivas en un círculo vicioso sin fin. Como el posmodernismo pone el énfasis en la subjetividad, la corrección política defiende un individualismo exacerbado. El concepto fundamental de esta ideología es el victimismo, que se establece en base a tres factores: raza, clase y género. Defiende que toda la historia de la humanidad es un relato de opresión y ausencia de igualdad a través de los tres factores básicos mencionados. Rechaza el historicismo, según el cual cada época ha de estudiarse e interpretarse de acuerdo a sus propias mentalidades. En su lugar, impone un "presentismo" cuyas normas han de ser consideradas universalmente y para cualquier época: toda la historia ha de verse bajo el prisma del presente. En el lado "opresor" destaca especialmente la civilización occidental, que es vista como responsable de todos los males de la humanidad ocurridos desde hace siglos y por tanto pasa a ser objeto de rechazo en favor del "multiculturalismo". Aquí se incurre en una contradicción, y es que no se aplican los mismos criterios a otras culturas que, al no ser occidentales, se presuponen aliadas. El "multiculturalismo" se convierte así en un aspecto clave para desmontar la cultura occidental, porque es la única que no se trata de imponer a otras. De esa manera, en Occidente estamos llegando a ver a mujeres para las que el velo islámico es nada menos que un símbolo feminista y liberatorio.
Esta ideología del "buenismo" y de la corrección política, tan característica de nuestros días, probablemente sea producto tanto de la secularización de la sociedad como del posmarxismo cultural. Un ejemplo muy claro del "multiculturalismo" posmoderno, antioccidental e incluso anticientífico e irracional, son estas palabras publicadas por María Elena Álvarez-Buylla, que fue puesta al frente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (CONACYT) por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente mexicano:
La situación del estudio y la interpretación de la historia es hoy anómala y paradójica. Nunca se habían publicados tantos y tan diversos trabajos de calidad para estudiar y aprender de dicha disciplina, y sin embargo en las escuelas y universidades cada vez cuenta con menos recursos. El uso masivo de Internet alienta a recopilar datos históricos, pero sin profundizar en ellos. De nuevo vivimos dominados por el "presentismo" y apenas hay interés real por el conocimiento del pasado, ni lejano ni cercano. Esto hace que quienes reaccionan de forma extrema contra la visión posmoderna de la historia, recurran a una perspectiva un tanto anacrónica de la misma, plagada de mitos y errores.
El "presentismo" es lo que hace que el presidente de México, AMLO, solicite a España que pida perdón por la conquista del territorio que hoy ocupa su país, hace cinco siglos. El "presentismo" también hace que desde Podemos le den la razón a AMLO y hablen de la necesidad de "un proceso de recuperación de la memoria democrática y colonial que restaure a las víctimas". Y finalmente, el "presentismo" también está detrás de que el Parlamento de Cataluña haya iniciado los trámites para pedir perdón a México por los crímenes de la conquista. Este tipo de comportamientos es normal en el caso del nacionalismo catalán, una ideología que ha hecho del victimismo su mayor herramienta y que defiende que el pueblo de Cataluña lleva más de tres siglos oprimido por España, pero se está extendiendo como la pólvora.
Aparte, algo se está haciendo mal en nuestros días en nombre del feminismo cuando desde alguna institución se apoya y se financia a personas que defienden barbaridades como que la heterosexualidad es violencia contra la mujer o que el sexo heterosexual se parece a una violación:
O cuando se censuran cientos de cuentos infantiles por "sexistas". O cuando se habla de "violencia obstétrica" en los partos en hospitales. Obviamente sería una barbaridad derogar la Ley de Violencia de Género, pero algo fallará, algo habrá que cambiar en ella cuando deja abierta la posibilidad de que sea juzgado por violencia machista un hombre que ayuda a suicidarse a su mujer, enferma terminal de esclerosis múltiple. Cuando, en definitiva, se victimiza a la mujer por el hecho de ser mujer en Occidente, mientras en otras lugares la situación de muchas mujeres es ciertamente dramática pero no parece que se le dé mucha importancia: así, en Irán una mujer puede ser condenada a años de cárcel y latigazos por oponerse al uso del velo, o cientos de mujeres birmanas son compradas y violadas para tener hijos en China.
Por otro lado, defendemos una igualdad radical en España y tratamos de imponer en nuestra sociedad un lenguaje inclusivo que en no pocas ocasiones raya en lo ridículo, mientras que hay setenta países donde ser gay o lesbiana aún es ilegal o incluso letal.
Finalmente, hablando de la unidad de España (tema estrella para Vox), desde la izquierda se nos dice que quien pone en peligro de verdad la unidad territorial es quien no entiende España, es decir, la derecha:
Sin embargo, lo que sí resulta complicado de entender, por ejemplo, es que Pablo Iglesias defienda la Constitución en los debates televisivos y a la vez enarbole una bandera independentista en un mitin.
El fenómeno de Vox, que se enmarca dentro del auge global del nacionalpopulismo, y cuyo principal apóstol es Steve Bannon, se trata de una reacción extrema frente al posmodernismo multiculturalista, buenista, igualitarista radical, victimista, presentista y antioccidental, que predomina hoy cada vez más en nuestra sociedad. Si Vox obtiene hoy muchos votos en España estaremos ante un hecho similar a la victoria de Trump en Estados Unidos, la de Orbán en Hungría, la de Bolsonaro en Brasil, la de Salvini en Italia, el brexit o la subida de Marine Le Pen en Francia. El fascismo estuvo en auge en el periodo de entreguerras, tras la victoria bolchevique en la Guerra Civil Rusa y en un contexto de crisis económica. Hoy el nacionalpopulismo está en auge como reacción frente a un enemigo exterior, el islamismo, que se percibe favorecido por la ideología del multiculturalismo buenista, igualitario y antioccidental, y en un contexto de crisis económica. Además, en España se retroalimenta por un nacionalpopulismo separatista y victimista. La situación no es igual a la de hace ochenta años, pero tiene puntos en común. Y en cualquier caso, Vox defiende un nacionalismo centralista radical y una vuelta a los valores tradicionales, es decir, "a lo de antes".
Espero que no estemos abocados al desastre.
Ahora que has definido lo del pensamiento único, no me identifico con él, la verdad. Siendo cierta la posibilidad de una existencia del concepto, bajo mi punto de vista es un "cajón desastre" encumbrado por el pensamiento más reaccionario, necesitado de un enemigo concretable al que enfrentarse para poder legitimar el derribo de planteamientos e ideas que no tienen nada de posmodernas pero que necesariamente ponen en duda determinados modos de vida y aprovechamiento de los recursos y la riqueza. Es muy cierto que muchos de los defectos que señalas son ciertos pero no coincido en el diagnostico ni en la enfermedad. No es un problema de no criticar las culturas, ni los comportamientos y pensamientos mágicos, ni tan siquiera de legitimarlos sin atender a lo absurdo de su existencia y enorme contradicción histórica o crítica. En última instancia, cada uno de esos defectos que señalas apenas movilizan gente, capital y trabajo en comparación con lo que Steve Bannon es capaz de remover, siendo él una única persona que representa un pensamiento y unos intereses organizados y no demasiado poliédricos. Vamos, que el multicuralismo no tiene un beneficiario concreto, es una excrecencia lamentable de nuestro tiempo, pero el movimiento reaccionario internacional sí tiene beneficiarios muy concretos. Al menos así lo veo yo. Un abrazo
ResponderEliminarJavier, la corrección política coercitiva, hija del posmodernismo, no tiene un nombre oficial, ni una definición canónica. Es multiforme y son muchos los partidos y organizaciones sociales que la encarnan. Desde hace ya tiempo ha invadido nuestra sociedad en todos los aspectos, y el nacional-populismo de Bannon me parece muy claramente una reacción frente a ella. Igual tenemos que moderarnos un poquito con la corrección política, al menos para no dar excusas a los de Bannon. Porque Vox y otros partidos similares de momento respetan la democracia, no han salido a quemar la calle tras la victoria de la izquierda ni nada parecido, de manera que si los dejamos sin excusas, seguramente se quedarán sin votos. Decías que para que no haya feminazis, tendríamos que dejar de ser machistas. Pues para que no haya nacional-populistas, tendremos que cortarnos un poquillo con el pensamiento único. Un abrazo.
EliminarBuenas de nuevo, Javier. Como es tu cumple, te dejo de regalo un vídeo de Juan Manuel de Prada en el que alerta sobre los excesos del actual feminismo, muy asociados en mi opinión a la corrección política. De Prada nos dice que "lo malo de las políticas de identidad es que generan animadversión en aquel sector de la población que no está incluido, y a su vez, dentro del sector de la población al que se dirigen, también generan que un 50% de ese sector" no se reconozca o no esté de acuerdo con ellas. Y añade que "no debemos olvidar que los grandes éxitos políticos también generan grandes reacciones políticas". Un abrazo.
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=egPaSgAtNho
Muy buenas, Pedro. No entiendo, como tú, que el nacional-populismo sea una reacción frente a la corrección política coercitiva. No guardan una relación de causa efecto sino de hermandad por ser hijos ambos de una misma causa, la incertidumbre. Ambos son modos de enfrentarse a lo desconocido y ambos pretenden reforzar la seguridad en detrimento de la argumentación y la razón.
EliminarLo que señala el señor De Prada, es una media verdad, pues es cierto que cualquier cambio social que suponga pérdida de privilegios para una parte de la sociedad obtendrá de esa parte un rechazo directo y de buena parte de los que están desposeídos de ellos, también pues el ser humano es complejo y bastante renuente a los cambios. Cuando hemos crecido en un marco de referencia, nos cuesta una enormidad cambiar de marco puesto que aunque en principio el nuevo marco pudiera reportarnos beneficios lo que inmediatamente obtenemos de ese trueque es inseguridad. Dejar de ser lo que creemos que somos es harto difícil. Que millones de mujeres (y hombres) no se sientan identificadas con el feminismo no le quita un ápice de razón a sus planteamientos, es más, posiblemente, si lo analizamos con cierto rigor, refuerzan su pertinencia.
Lo que dice el señor De Prada, lo podría haber dicho de los revolucionarios, de los ilustrados, de los abolicionistas...lamentablemente, así se escribe la historia humana.
Y en relación al lenguaje inclusivo, vuelve a presentar una actitud clásica y atávica; sentirse agraviado y forzado, cuando todos sabemos que no hay problema alguno. El lenguaje inclusivo no pretende imponer ninguna realidad de sensibilidad femenina, pretende, bajo mi punto de vista, hacer ver la interiorización generalizada y fosilizada en conceptos y palabras de nuestra cultura. Si para este señor no existe reflexión alguna que hacer en relación al lenguaje, pues nada, tiramos por la borda todos los estudios del lenguaje, la filología, la fonética, la semiología e incluso la epistemología, no vaya a ser que su estudio no sea pertinente porque las cosas ya sabemos cómo están. Es decir, bien, como dios manda.
En el fondo, desde su posición de intelectual que conoce y cita a una feminista (yo tengo un amigo marica) pretende decir que no sigan, que no sean críticos, que sean prácticos y hagan lo que el dice que debe hacerse, desterrar las preguntas sexistas en las entrevistas de trabajo. Parece olvidar la complejidad del mundo y no quiere entender que esas preguntas no devienen de un único origen extirpable sino que para señalar su injusticia se ha tenido que generar todo un sistema de pensamiento y acción durante cientos de años que ha posibilitado que se pueda identificar como erróneo y no deseable, en vez de verlo como algo natural y que no puede ser de otra manera.
Es bochornoso que el feminismo lleve siendo denostado desde hace más de trescientos años. Curiosamente, casi siempre con los mismos argumentos. Y decirlo no es victimista, es objetivo y puede defenderse con argumentos racionales.
Mira, Javier, una entrevista muy interesante a un joven autor en la que se habla de la izquierda identitaria, políticamente correcta, dogmática, puritana, "centrada en la semiótica, en los símbolos y en la cultura más que en el análisis estructural", y de su reacción, una derecha populista y cínica, aparentemente transgresora. De la polarización del panorama político actual y de su gran mal: el victimismo.
ResponderEliminarhttps://www.elconfidencial.com/cultura/2019-03-20/ricardo-dudda-la-verdad-de-la-tribu-correccion-politica_1890994/
Y sobre si el nacional-populismo es una reacción frente a la corrección política coercitiva, te dejo otra entrevista, esta vez a Steve Pinker, psicólogo, profesor universitario y escritor:
Eliminar"Trump es el resultado de un movimiento radical de derechas. Ha conseguido apoyo de la extrema izquierda, entre personas que están muy convencidas de que las instituciones modernas han fracasado y que no hay ninguna esperanza de que se puedan reformar, y piensan que cuanto más rápido se hundan y sean sustituidas por algo diferente, mejor estará la sociedad. Ese radicalismo es común a la extrema derecha y a la extrema izquierda. Aunque el número de personas de izquierdas que votaron a Donald Trump es probablemente pequeño, el número de personas desanimadas por haber votado a Clinton es probablemente más grande. Por ello pienso que la izquierda ha desempeñado un papel en la elección de Trump. Pero además la izquierda está tan presa de la corrección política, por ejemplo en las universidades, que mucha gente reaccionó entregándose a la extrema derecha. Hay verdades que no se pueden decir en círculos liberales y de izquierdas. Gran parte de este apoyo de la vieja derecha en EE.UU procede de personas decepcionadas por la ortodoxia de la izquierda universitaria. He visto eso, ante mi espanto, en algunos de mis antiguos alumnos, cómo personas inteligentes pueden reaccionar ante el dogma de la izquierda abrazando el dogma de la derecha".
https://www.elconfidencial.com/cultura/2018-06-21/steven-pinker-en-defensa-de-la-ilustracion-entrevista_1581433/
EliminarY para acabar, un artículo antiguo de Ricardo Dudda, el de la primera entrevista: "Tras las críticas a la corrección política hay parte de razón. Aunque es una manera bienintencionada de determinar las reglas de un debate civilizado, y suele ser una defensa de la integración y el respeto de las minorías, sus excesos han puesto en peligro en ocasiones la libertad de expresión: en las universidades estadounidenses, muchos estudiantes han censurado o intentado censurar opiniones que consideran ofensivas. A veces tiene como consecuencia justo lo que busca cambiar: en nombre de las minorías y la corrección política, muchos caen en una actitud paternalista que promueve la intolerancia y desprecia el pluralismo".
https://elpais.com/elpais/2016/08/08/opinion/1470650408_449210.html
Y dale, Perico, al canto!!
EliminarQue no estoy de acuerdo con la corrección política, Pedro.
Pero tampoco lo estoy con la conclusión de que el auge de la derecha extrema sea consecuencia de la existencia de una extrema izquierda.
La izquierda comete errores y debe aprender de ellos, hasta ahí, todo bien. Pero no pequemos de recelo y legitimemos los errores que no le son propios. Al final va a resultar que todos los problemas los genera la izquierda, ¡¡hasta la ultraderecha!!
A la extrema derecha no le hace falta la izquierda para convencer, de hecho, cualquier extremismo no necesita realidades, vive de mitos y falsas lecturas, de enemigos imaginarios y un montón de tonterías fundamentadas en el miedo a la incertidumbre.
Que los alumnos inteligentes de Pinker apoyen a Trump, no tiene nada que ver con su inteligencia. Ser extremista no es cuestión de inteligencia, no se llega a serlo transitando por el camino del entendimiento.
Heideger, fue un pensador excepcional y estuvo más que satisfecho con el ascenso del nacional socialismo, la supremacía aria y un montón de chorradas.
Schopenhauer, otra máquina pensando, fue un misógino de catálogo.
Quizá para alcanzar la virtud y la justicia se necesite la inteligencia pero no es condición suficiente.
No, todos los problemas no los genera la izquierda, no estoy diciendo eso. Ni siquiera estoy diciendo que la ultraderecha esté generada por la izquierda, ni creo haber escrito nada parecido en el tochaco de arriba. El auge del fascismo comenzó como reacción al leninismo, al establecimiento del poder soviético en Rusia. Obviamente su subida, junto a la del nazismo, se vio influida por otros acontecimientos, como la crisis económica o la crisis de la democracia, pero mucha gente simpatizó entonces con la extrema derecha por el miedo al comunismo. El nacional-populismo es una ideología de relativo nuevo cuño, surgida a finales del siglo pasado. Aunque a menudo es erróneamente tachado de fascismo (https://elpais.com/diario/1995/07/25/opinion/806623211_850215.html) tiene en común con este el pertenecer a la extrema derecha populista, y por tanto también que ambos son una respuesta (o reacción) a ciertas ideologías de izquierdas. La culpa del auge del nacional-populismo en el mundo la tendrán en primer lugar sus ideólogos y líderes, y en segundo quienes les votan y les apoyan. Pero no podemos olvidar contra qué surgen, y por tanto deberíamos tener cuidado de no darles excusas o argumentos. Me explico. Cuando en tiempos de la URSS desde la derecha se denunciaba la existencia allí de campos de concentración y de una sangrienta dictadura, había tontos útiles izquierdistas que lo negaban tachando todo aquello de propaganda fascista. Eso era darle la razón a la derecha, extrema o no, porque de hecho la tenía. Trasladando esto a los tiempos actuales, resulta que a raíz de una solicitud de Vox, se ha sabido que cerca de la mitad de los trabajadores de violencia de género de la Junta de Andalucía no están colegiados. Hablamos, entre otros, de psicólogos y médicos forenses. A ti no sé, pero si a mí me pillan trabajando como dentista sin estar colegiado, se me cae el poco pelo que me queda. Obviamente las intenciones de Vox son las que son, es decir, sabotear las políticas de violencia de género, pero no por ello deja de ser escandaloso que unas personas que legalmente deberían de estar colegiadas para poder ejercer su trabajo, ¡y en la administración pública además!, no lo estén. Los colegios de médicos y psicólogos han puesto el grito en el cielo al conocer la noticia. Bien, pues ¿cuál ha sido la reacción de la izquierda? Desde el PSOE se habló de que Vox pedía "listas negras" y "purgas" y denunció el servilismo del PP y Ciudadanos hacia la ultraderecha, pero resulta que dicho partido, mientras estuvo gobernando en Andalucía, ignoró durante años que debía colegiar a los trabajadores de violencia de género (https://www.elconfidencial.com/espana/andalucia/2019-03-15/junta-andalucia-trabajadores-violencia-genero_1883354/). Desde Podemos simplemente han dicho que es "asqueroso" que la Junta de Andalucía proporcionara datos profesionales de sus trabajadores a Vox. Esa actitud irracional y absurda de la izquierda, negándose a admitir que sí, que esos trabajadores debían de estar colegiados desde hace años, es lo que puede darle votos a Vox, que con este tema, en mi opinión, acaba de marcar un gol.
EliminarBuenas, Pedro.
ResponderEliminarNadie da la razón a nadie, si es que éste la tiene. Había campos en la URSS? Sí. Tenían razón aquellos que lo señalaban? Pues, claro. Que me quieren vender un crecepelo porque en la URSS hubo gulags? Pues, eso ya es otra cosa.
Sí, Vox, acaba de marcar un gol. No hay duda. Mis dudas al respecto, además de no parecerme de recibo la contestación de los responsables, en caso de que los trabajadores deban estar colegiados (en la arquitectura, por ejemplo, es obligatorio según para qué. Los funcionarios, en concreto, creo que no necesitan estarlo para ejercer), es que no aclaren por qué se selecciona en concreto un área de la administración (si lo que a Vox le preocupa es la colegiación profesional de los funcionarios públicos), por un lado. Por otro, no conozco cómo funciona la administración y creo que si se trabaja en ella es porque se ha accedido mediante pruebas regladas de acceso y por lo tanto deberían estar contrastados los perfiles y su cualificación.
A raíz de la cuestión concreta que presentas, a mi me surgen dudas de otra índole. Considero que las políticas de erradicación de la violencia de género son necesarias (al contrario que Vox) y también desearía que las personas que se encargan de llevarlas a la práctica estén, por su puesto, objetivamente cualificadas para ello y con esto quiero decir que sean personas feministas y formadas en su área (el juez del caso de la manada creo que está objetivamente fuera de ese grupo). Entiendo que esta manera de ver las cosas no será compartida por Vox porque considera que el feminismo es un error decadente pero eso es lo que me preocupa de este grupo de insensatos.
Si el gobierno andaluz precedente ha cometido irregularidades debe responsabilizarse de ello y no echar balones fuera. Esa actitud va en detrimento de aquello que en teoría defienden. La información de los funcionarios a mi entender debería ser pública y me sorprende que tenga que ser requerida. En el ayuntamiento de Madrid, gracias al gobierno de Ahora Madrid, esa información es pública. Antes no lo era. Si Vox hubiera defendido la transparencia, su actuación sería elogiable. Ahora que gracias a su petición han descubierto supuestas irregularidades, no considero que su política haya sido correcta. Persiguiendo adversarios políticos no se va a ningún lado, aunque salga a la luz información necesaria. Su intención no fue la de defender la información necesaria sino la de atacar las instituciones que quieren destruir. El fin y los medios son muy importantes en la ética. Seguro que Stalin, Franco, Hitler se llevaron por delante unos cuantos hijos de puta, pero no se los llevaron por serlo.
Lo que dices del nacional populismo y la izquierda, es un análisis válido pero peca de prudente...hay cosas que no se pueden decir ni hacer porque todos sabemos que si lo haces la derecha se va a enfadar y entonces habrá guerra. Mira como en Grecia tuvieron que bajar la cabeza, hasta lo ha reconocido el Junkers!! No sé, si un discurso es legítimo debe ser dicho, no pequemos de políticamente correctos, Pedro.
Un abrazo
Hola de nuevo, Javier.
EliminarEl tema no es evitar decir algo para que la derecha, o la extrema derecha, mejor dicho, no se enfade, sino evitar cagarla para evitar justo lo contrario: que la extrema derecha se regocije viendo cómo le damos excusas y argumentos, y por tanto votos. Es que no me parece un asunto baladí. Vox surgió hace cinco años y hasta hace apenas unos meses era un partido absolutamente marginal. En las elecciones generales de 2015 sacó menos de 60.000 votos y ningún escaño, y ahora ha pasado a casi tres millones de votos y 24 escaños. Pues algo habrá ocurrido en estos últimos años que explique esto. Y claro que sería absurdo echarle toda la culpa a la izquierda, tanto como pensar que sus actos no han tenido nadita que ver. Pero te dejo un meme que explica esto la mar de bien. Un abrazo:
https://finofilipino.org/wp-content/uploads/2018/12/tumblr_pjddt8DDlD1r868elo1_1280.jpg
No te digo que no. En cualquier caso, cuantitativa y cualitativamente me parece que los políticos y la prensa conservadores son los que con su discurso del miedo se han ganado a los electores. Y no sólo con su discurso del miedo (Expaña se rompe, la próxima Venezuela, vuelve ETA, los moros, la reconquista), también, como señalas, indicando los "errores" de la izquierda pero, en esto, es en lo que no estoy de acuerdo totalmente contigo puesto que algunos de esos errores, efectivamente, han sido tales y otros, no lo han sido ni han existido, y todos ellos se han magnificado utilizando el mismo sistema que te critico. señalando defectos de muy escasa magnitud y manteniéndolos en falsa paridad con errores propios de un calado objetivamente mucho mayor. Este hecho lleva dándose desde hace algunos años, diría que desde el 15M, y un importante sector de la población seguís ignorándolo. Es una realidad y no es victimismo. Frente a la corrupción profunda e institucionalizada del gobierno se han sostenido todo tipo de minuciosas disertaciones, muchas de ellas, además, falsas, sobre el purismo democrático, la vida personal, la incoherencia de los rivales políticos. Frente a los hechos históricos, el revisionismo ha triunfado porque el bando perdedor no fue perfecto y la equidistancia (no existente, por un lado, y no sé si deseable, por otro) representa el justo pacto democrático que nuestra sagrada Constitución defiende.
ResponderEliminarPedro, para evitar cagarla, creo que basta con intentar ser ecuánimes y ponderar la crítica conforme al grado de responsabilidad y los hechos concretos y objetivables, lo demás me parece corrección política y es en ese sentido en el que mantenemos un desacuerdo. Bajo mi punto de vista, nuestra sociedad peca de ponderación desmesurada de los defectos de la izquierda y el feminismo, y soporta este comportamiento crítico mientras deja impune los desmanes del liberalismo económico de amiguetes misóginos que nos gobierna de facto.
Me parece bien, pero desproporcionada, tu reacción frente a los cursos impartidos en Pamplona con dinero público por una mujer de Bildu mientras el lider del primer grupo de oposición (y gobernante hasta hace dos minutos) obtuvo un master en una universidad pública, pagada con dinero público, desde una sede pagada en negro, que ha utilizado a la policía, con fondos públicos, para atacar rivales políticos progresistas o independentistas, y se presente a Presidente del Gobierno y lo hace defendiendo la excelencia, la transparencia, la lucha contra la corrupción, la Constitución y la unidad de España. Y sé que todo eso lo rechazas (y muchas cosas más que me he dejado sin citar pero que señalan en una única dirección) pero sin embargo en tus publicaciones no tienen el mismo peso y la misma profundidad de análisis que aquestos otros de gotas fuera del tiesto mientras rebosan bañeras de inmundicia.
Y el hecho más terrible, es que la mayor parte de los votantes de Vox, son antiguos votantes del PP que consideran que después de las tropelías de éste lo mejor que se puede hacer es irse hacia el extremo para remediar los errores cometidos y que han dejado nuestro país temblando.¡¡¡Y Viva España, coño!!! ¡A por ellos!!.
Lamentablemente, no hay más ciego que el que no quiere ver:
El problema no es el feminismo, es el machismo y la misoginia.
El problema no es la incertidumbre de un futuro por construir, es el miedo que genera cambiar para que sea posible.
¡Hola de nuevo, Javier!
EliminarCritico todo lo que no me gusta sin fijarme mucho en si viene de la derecha o la izquierda, algo que sabes porque lees mi blog (cosa que te agradezco infinito, pues a veces pienso que debes de ser el único aparte de mí xD). Que igual tengo algún sesgo, pues puede, como todo el mundo (y el que diga que no, miente). Dicho lo cual, opino que los grandes problemas políticos de nuestro país, no de los últimos años, sino del último siglo por lo menos, han venido de la derecha. Pero es que en otras partes del mundo no ha sido así, y el fenómeno del nacional-populismo, como el de la corrección política, son globales. Entonces me centro en mi país, pero no estoy hablando solo de la situación española. Y me reafirmo en que la corrección política ha tenido parte de culpa en el actual auge del nacional-populismo en el mundo.
En cuanto a lo del "liberalismo económico de amiguetes misóginos" te ha quedado muy gracioso, tengo que reconocerlo :P
Un abrazo.
Y otra cosa. En las elecciones generales del 28 de abril, el centro y la derecha juntos (es decir, el temido trifachito: PP, Ciudadanos y Vox) han sacado como medio millón de votos más que en las de 2015. Y PSOE y Unidas Podemos han sacado juntos varios cientos de miles menos que entonces. Pues igual la izquierda sí que tiene que hacer un poquillo de autocrítica en lugar de tanta autocomplacencia y tanto hemos parado al fascismo.
EliminarPor otro lado ERC ha sacado como medio millón de votos más, de manera que está claro que algo se está haciendo mal con Cataluña, aunque el apoyo global indepe pueda haber bajado. En fin, que hace falta mucha autocrítica, la verdad.
ResponderEliminarUn artículo de Anne Applebaum sobre Vox como parte de un fenómeno global:
https://elpais.com/elpais/2019/05/10/ideas/1557485729_129647.html
ResponderEliminarhttps://blogs.elconfidencial.com/sociedad/espana-is-not-spain/2019-11-05/miedo-cambiado-bando-vox-ahora-que-4_2314476/