domingo, 30 de septiembre de 2018

El cuento del "Guernica valenciano" y la manipulación de la historia





Como nada es más hermoso que conocer la verdad, nada es más vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por verdad.

Cicerón


El otro día nos despertamos con este impactante titular:


¿Qué se puede esperar del PP, ese partido franquista?, pensaremos inmediatamente muchos de nosotros. Sin embargo, si investigamos un poco el tema, podemos comprobar que el asunto tiene más enjundia.

Hace tres años, EL PAÍS nos informaba del rodaje de un documental sobre un misterioso bombardeo nazi de cuatro pueblos de Castellón, al que comparaba nada menos que con el de Guernica:

¿Por qué Hitler bombardeó cuatro pacíficos pueblos de Castellón?

La aviación nazi experimentó en 1938 su arma más mortífera en una zona alejada del frente
Tras la guerra, el franquismo ocultó la historia que un documental saca ahora a la luz

JOSEP GRAU

Valencia 26 DIC 2015 - 12:07         

El 26 de abril de 1937 Gernika sufrió un bombardeo que sirvió para que la aviación alemana experimentara su nuevo armamento aéreo. Murieron 126 personas y el hecho es recordado como un icono de la lucha por la libertad… Sin embargo pocos conocen que el mayo de 1938, hubo otro Gernika en El Maestrat de Castellón.

Un año antes de acabar la Guerra Civil española, la Legión Cóndor de la Alemania nazi bombardeó Benassal y otros pueblos del interior de Castellón causando 38 víctimas mortales y arrasando unas poblaciones pequeñas y tranquilas del Maestrat. Sus habitantes nunca entendieron por qué. Ahora, 75 años más tarde, saben que fueron víctimas de un experimento nazi.

El problema es que esa noticia estaba plagada de mentiras, pero el documental -Experimento Stuka, se llama- siguió adelante (parece ser que con una subvención de 28.595,20 euros de la Comunidad Valenciana y de otros 20.000 de la Diputación de Castellón), se estrenó este mes de mayo y ha dado pie a que el jueves pasado Compromís reclamara en el Senado que se otorgue una indemnización de 57 millones de euros a las víctimas del bombardeo y a sus descendientes. Pero el PP se negó esgrimiendo un trabajo de investigación de los historiadores Lucas Molina Franco y Rafael Permuy López. En La Sexta contaron la noticia destacando las palabras del senador popular Guillermo Altava responsabilizando a las autoridades republicanas del desastre por no evacuar a la población civil:


Aunque a mí me llaman también la atención las palabras del senador de Compromís, Jordi Navarrete, tachando el trabajo de Molina Franco y Permuy López de "panfleto" y tildando a estos autores de "gente relacionada con el anterior régimen", o sea de fachas, lo que para él invalida cualquier cosa que escriban. Diga lo que diga Navarrete, Molina Franco y Permuy son unos reputados historiadores que han publicado un montón de obras sobre la aviación en la Guerra Civil y digo yo que, cuando menos, habría que tener en cuenta su opinión en estos temas.

El caso es que reconozco que no he visto el documental, pero sí su web y el tráiler. Y ahí pone:

En plena Guerra Civil los habitantes de cuatro diminutos pueblos de Castellón ven aparecer tres aviones en el horizonte. Algunos niños salen a saludar, los adultos los miran con inocencia y curiosidad. Pero los aviones maniobran, caen en picado y bombardean casas e iglesias. Matan a 38 vecinos. Nunca supieron quién fue el responsable. Hasta ahora.

Casi 80 años después un vecino encuentra una carpeta en el archivo militar de Friburgo, Alemania, con 66 fotografías aéreas. Los alemanes se tomaron muchas molestias en documentar aquel bombardeo. Los habitantes de Benassal, Ares, Albocàsser y Vilar de Canes sabrán por fin que fueron víctimas de un experimento nazi.

Los pilotos pertenecían a la Legión Cóndor, enviada por Hitler para ayudar a Franco. Fijaron su base en la Sènia (Tarragona). Bombardeaban por la mañana y pasaban la tarde bebiendo cerveza en la playa de Peñíscola. Era mayo del 38 y acababan de recibir los tres primeros modelos del Junkers 87A, conocido como ‘Stuka’. Los prototipos entraron en España en secreto y debían calibrar si aguantarían una nueva bomba de 500 kilos, el doble de las lanzadas hasta entonces. El mortífero éxito del experimento sobre población civil fue determinante en la decisión alemana de construir en masa el Stuka para arrasar con él Europa en la todavía insospechada II Guerra Mundial.

Es falso que no se supiera hasta ahora quiénes fueron los responsables de aquellos bombardeos. El informe alemán sobre dichos ataques ya fue empleado en un conocido libro acerca de la Legión Cóndor de los autores Karl Ries y Hans Ring publicado en 1980, y también fue utilizado por Antony Beevor en su obra sobre la Guerra Civil Española publicada en 2005, en la que de hecho menciona los bombardeos.

Es falso que los Junkers Ju 87A Stuka entraran en España en mayo de 1938 y en secreto: lo hicieron en enero con conocimiento de las autoridades franquistas (y de las republicanas), empezaron a operar en febrero y bombardearon objetivos con bombas de 500 kilos antes y después de los ataques a esos cuatro pueblos.

Es falso, como se ha escrito en muchos medios, que aquellos cuatro pueblos (Benasal, Albocácer, Ares del Maestre y Villar de Canes) estuvieran alejados del frente, pues de hecho estaban en el frente en mayo de 1938, ya que fueron ocupados por los franquistas justo después de los ataques aéreos. Unos ataques que tenían objetivos militares, pues el Maestrazgo era en aquel momento el escenario de una ofensiva y de hecho había hasta cinco divisiones republicanas en la zona. 






Los Stukas no se diseñaron para arrasar ciudades, sino para atacar objetivos militares con cierta precisión, pues eran bombarderos en picado. Lo que no quiere decir que en sus ataques no pudiera haber víctimas civiles, por supuesto, pero no era lo que se perseguía.

La tesis del documental, al parecer, es la de un profesor de Física de la Universidad de Valencia, Óscar Vives, aficionado a la historia y vecino de Benasal, que "descubrió" el informe sobre los bombardeos en Friburgo. A partir de ahí, elaboró su propia teoría que ha sido tomada como dogma de fe por los autores del documental y de paso por Compromís, aunque dicha hipótesis esté plagada de errores, por decirlo de algún modo.

Por favor, leed este artículo donde se explica todo la mar de bien:


Y aquí tenéis un artículo de Molina Franco y Permuy López -los fachas a los que desprecian en Compromís- contando la historia con todo lujo de detalles e incluso con mapas en los que comprobar lo alejadísimos del frente que estaban esos cuatro pueblos:


Al menos leed el apartado "conclusiones".

Mi conclusión es que estamos ante una flagrante manipulación de la historia con fines políticos (otra más), esta vez con dinero de por medio. Y es que la memoria histórica también puede ser un negocio. En la Guerra Civil Española hubo auténticos bombardeos de terror en retaguardia y no veo la necesidad de inventar otros. Y por supuesto suscribo estas palabras de Lucas y Permuy:

"La utilización falsaria de datos históricos, jugando con los sentimientos de las personas bien intencionadas y confundiendo al público con verdades a medias y planteamientos históricamente discutibles es, cuando menos, moralmente reprobable".




martes, 25 de septiembre de 2018

Espectacular




Dice Alejandra que uno de los motivos por los que le gusto es que no digo "espectacular". "Un paisaje espectacular", "la lubina era espectacular" y cosas por el estilo. Es verdad que no hablo así. Y quizá sea porque ya nada me impresiona después de haberla conocido.




sábado, 22 de septiembre de 2018

Franco y Stalin, almas gemeliers



Spitting Leaders, de Fernando Sánchez Castillo


Aunque a sus respectivos seguidores seguramente no les gustará reconocerlo, lo cierto es que las carreras políticas de Franco y Stalin tuvieron más en común de lo que a primera vista parece. Personalmente tampoco eran muy diferentes.

Ambos llegaron al poder de forma violenta, en unos acontecimientos que provocaron tanto en España como en Rusia sendas guerras civiles con unos niveles de violencia y represión inusitados. Tanto Franco como Stalin estuvieron en el bando vencedor, que en ningún caso tuvo piedad alguna con los vencidos. Franco y Stalin tampoco dudaron en eliminar a sus camaradas (militares en el primer caso, compañeros de partido en el segundo), e incluso a familiares, con el objeto de lograr el poder o mantenerse en él: Franco dio el visto bueno para que fusilaran a su primo; Stalin dio unas cuantas muestras de crueldad con su propia familia, empezando por su mujer, Nadezhda Alilúyeva, que se suicidó, y continuando por sus hijos.

Los dos acapararon un poder absoluto, fomentando el culto hacia su persona, y se mantuvieron en sus puestos de dictadores hasta que les llegó la muerte. Jamás se arrepintieron de sus múltiples crímenes.

Ambos crearon vastas redes de campos de concentración y explotaron laboralmente y de forma masiva a los presos políticos condenados a trabajos forzados en sus megalómanos proyectos para tratar de modernizar sus países y reactivar la economía. Así, los presos del Gulag, en la URSS, construyeron gigantescos canales, minas, fábricas, carreteras y ferrocarriles, mientras que en España los presos republicanos se emplearon en la creación de pantanos y canales de riego, vías férreas, fábricas y el famoso Valle de los Caídos, entre otras cosas.




Alberto Bárcena Pérez, autor del libro "Los presos del Valle de los Caídos", en un intento de exonerar a Franco, dice que los presos que construyeron aquel enorme conjunto monumental nacionalcatólico comían "bastante mejor que la media de lo que se comía en España en los años cuarenta". Curiosamente, Timothy Snyder, en su libro "Tierras de sangre. Europa entre Hitler y Stalin", afirma que en tiempos del Holodomor la alimentación de los presos del Gulag era mejor que la de la población ucraniana. Evidentemente la intención de Snyder no es disculpar a Stalin. Lo cierto es que tanto Franco como Stalin se dedicaron a matar a su pueblo de hambre, el primero con la autarquía y el segundo con las colectivizaciones. Los presos recibían más comida porque eran necesarios para trabajar, pero a la población le podían dar mucho por saco. Obviamente esto no parece que diga mucho en favor de Stalin ni de Franco, pero sí es otra similitud más entre ellos.

No es raro que Franco y Stalin coincidiera en el tiempo, en la época de los dictadores, el fanatismo político y los campos de concentración. Lo llamativo es que haya aún quienes aboguen por uno u otro, cuando cada vez está más claro que defender a un dictador es defenderlos a todos.