En la fantástica peli de Tarantino Kill Bill (ATENCIÓN, AVISO QUE A CONTINUACIÓN HAY DESTRIPES DE KILL BILL, POR SI ALGUIEN AÚN NO LA HA VISTO -aunque no sé a qué estás esperando, la verdad-), la protagonista le rompe el corazón de forma fulgurante a Bill, su antiguo amante, tocándole cinco atinados puntos de presión. El tal Bill resulta ser un nenaza (además de un criminal muy torpe) porque al poco cae muerto. Quiero decir que a mí me han destrozado el corazón en múltiples ocasiones, y de formas mucho peores, y aún sigo por aquí escribiendo bobadas.
Es cierto que recomponer un corazón roto es una tarea ardua, larga y tediosa, pero se puede hacer. Yo, de hecho, soy un todo experto en el asunto.
A propósito, a todas aquellas que me habéis roto el corazón en algún momento, he de deciros que ya está arreglado de nuevo. Incluso ha pasado la ITV y todo.
Por si estábais preocupadas.
A propósito, a todas aquellas que me habéis roto el corazón en algún momento, he de deciros que ya está arreglado de nuevo. Incluso ha pasado la ITV y todo.
Por si estábais preocupadas.
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