Todas las personas honestas, de todas las etnias, de todas las ideas, decidieron unirse para cambiar el mundo. Pero, ay, sin saberlo confiaron en un criminal de la peor especie que se había camuflado entre ellas. Un ser indigno, falso y astuto que se rodeó de otros como él y que decidió no cambiar nada... salvo a ellas, a todas las personas honestas.
Porque, como bien sabían, en ese mundo no había lugar para la honestidad.
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