A veces, en el supermercado, cojo cosas que sé que tienen una fecha de caducidad pero que no la veo por ninguna parte. Y entonces pienso que son como mis relaciones.
martes, 2 de julio de 2013
domingo, 30 de junio de 2013
Armin T. Wegner y el genocidio armenio (II)
Antes de nada, hay que tener en cuenta que existe una primera parte.
Armin T. Wegner
fue uno de los varios representantes de la comunidad internacional que
contemplaron las atrocidades. Éstas se llevaron a cabo ante observadores
neutrales (suizos, estadounidenses, daneses, suecos) y funcionarios civiles y
militares, alemanes y austriacos, destinados en la zona. Sus múltiples informes
permitieron a las asociaciones de ayuda a los refugiados y a la prensa dar a
conocer al mundo que, en lugar de un simple desplazamiento de la población en
una zona de guerra, se estaba cometiendo un asesinato colectivo en todo el
país. En 1916 todos estos informes fueron sintetizados en una importante
antología publicada bajo la dirección de James
Bryce, presidente de la Anglo-Armenian Association, y con el concurso de un
joven historiador de Oxford, Arnold J.
Toynbee. El grueso
volumen se titulaba The treatment of Armenians in the Ottoman Empire. Se envió a unas 250
publicaciones estadounidenses y al año siguiente se editó en francés.
jueves, 27 de junio de 2013
Armin T. Wegner y el genocidio armenio (I)
Por un momento, preso del vértigo
de los sentimientos, pienso: ¿dónde estás, Dios? Así, me quedo dormido, y
cuando despierto, la casa de oración está vacía; como si fuera una respuesta a
mi pregunta, en aquel espacio sólo se oye el eco de un desierto sin confines.
Armin
T. Wegner
Armin Theophil Wegner
nació en Wuppertal (Renania, Alemania), en 1886. Se doctoró en Derecho y cuando
estalló la Primera Guerra Mundial se enroló como sanitario. Por su labor obtuvo
la Cruz de Hierro.
En
1915 fue enviado a Oriente Próximo formando parte del Cuerpo Sanitario Alemán,
adscrito al ejército otomano. Allí fue testigo del genocidio llevado a cabo por
los turcos contra el pueblo armenio. Advierto que, aunque dicho genocidio sólo
ha sido reconocido por algunos países, me referiré al mismo como tal, pues creo
que lo acontecido sí se ajusta a la definición de la palabra. De hecho, fue el
primer genocidio del siglo XX y la mayor de las atrocidades que afectaron a los
civiles durante la Gran Guerra.
miércoles, 26 de junio de 2013
La caries que nunca estuvo allí
En el dentista:
-Hola. Vengo a que me
empaste una caries. Mide, da dengo aguí, donde bongo da dengua.
-¿A ver? Enhorabuena,
no tiene usted caries.
-¿Cómo que no? Si yo me
noto ahí un hueco que antes no tenía.
-Verá, creo que eso es
un trozo de sarro que se le ha caído. Tiene usted demasiado sarro y claro, es
normal que lo vaya perdiendo por ahí…
-¿Qué se me ha caído?
¿Y adónde se puede haber caído?
-Ah, vaya usted a
saber.
-No, pero ¿adónde va
el sarro cuando se cae?
-Pues seguramente se lo
haya tragado.
-¿Y no es malo tragar
sarro?
-Hombre, de eso no se
muere nadie, pero ya puestos es mejor comer otras cosas. Que no sólo de sarro
vive el hombre.
-Bueno, ustedes los
dentistas sí que viven bastante del sarro. ¿Y qué ocurre cuando uno se traga su
propio sarro? Quiero decir: ¿no es un poco como comerse a sí mismo?
-Mmm, podemos verlo
así. Pero entonces lo digiere, lo absorbe y vuelve a usted pero de otra forma. Verá,
es que el sarro ni se crea ni se destruye, sino que se transforma.
-¿Así que el sarro es
como la energía? ¿Entonces si tengo mucho seré muy fuerte y poderoso como
Popeye o Superman?
viernes, 21 de junio de 2013
¿Por qué se lanzaron las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki?
Bomba atómica de
plutonio Fat Man, que sería arrojada
en Nagasaki el 9 de agosto de 1945. Mató de inmediato a entre 40.000 y 70.000
personas. Algunos miles más morirían después.
Ahora que empieza el
veranito, qué mejor que hablar de las bombas atómicas.
Aunque a mediados de
1945 los jefes militares japoneses estuvieran divididos en cuanto a cómo acabar
la guerra, los partidarios de la negociación, entre los que estaba el primer
ministro Kantarō Suzuki, se habían
impuesto a los que querían seguir combatiendo a toda costa hasta la victoria
final liderados por el ministro de la Guerra, Korechika Anami. Lo cierto es que Japón estaba dispuesto a negociar
la paz desde meses antes de los lanzamientos de las bombas atómicas. Los
japoneses trataron de buscar la mediación de la URSS a inicios del verano de
aquel año (tenían firmado un tratado de no agresión con Stalin desde 1941, que éste violaría en agosto), aunque no lo
consiguieron porque el líder soviético estaba ya decidido a invadir Manchuria,
como se había acordado en la Conferencia de Yalta.
El primer ministro Kantarō
Suzuki
El general Anami,
ministro de la Guerra
lunes, 17 de junio de 2013
La modernidad
A veces, para dormir, en lugar de contar ovejas imaginarias cuento los coches que oigo pasar a lo lejos.
viernes, 14 de junio de 2013
El hombre que no sabía si quería ser padre
-Cariño, lo he estado pensando y quiero que tengamos un hijo.
-¿Y cuánto vale?
-¿Qué?
-Que cuánto cuesta. No me dirás que tener un hijo
sale gratis. Y sobre todo criarlo y mantenerlo. Debe ser un pastón.
-Pues no lo sé, ya lo iremos viendo, supongo.
-¿Estás loca? ¿Quieres que tengamos un hijo sin
saber lo que nos vamos a gastar?
-¡Oye, que tener un hijo no es como comprar un
coche!
-Por supuesto que no: seguro que es muchísimo más
caro.
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