viernes, 17 de julio de 2020

Los posos del comunismo (el poscomunismo)



El hombre del tanque en una fotografía de Charlie Cole


Lo peor del comunismo es lo que viene después. 

Adam Michnik


Normalmente quienes aseguran que sólo se puede conseguir más seguridad a costa de la libertad están intentando negarnos ambas cosas.


Timothy Snyder, "Sobre la tiranía"



La vida ha perdido contra la muerte, pero la memoria gana en su combate contra la nada.

Tzvetan Todorov, "Los abusos de la memoria"


Qué importa que el gato sea negro o gris con tal de que cace ratones.

Deng Xiaoping


Este texto lo escribí el año pasado para conmemorar el trigésimo aniversario de la matanza de Tiananmén, pero no lo publiqué por aquí. Me ha parecido oportuno hacerlo ahora después de corregirlo y ampliarlo un poco.

El comunismo ha sido "la gran religión secular de los tiempos modernos", en palabras de Tzvetan Todorov: "era una religión posible, prometía el paraíso en la tierra, por eso conquistó tantos adeptos". Lo malo es que también causó cerca de cien millones de muertos en menos de un siglo, más de un millón al año de media. Se instauró primero en Rusia en 1917 y lo hizo de una forma bastante brutal: tras un golpe de Estado, provocando una terrible guerra civil que terminó por ganar y una hambruna que causó cinco millones de muertos. Dio así inicio a una dictadura que se mantendría durante siete largas décadas y que conocemos como Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Ese triunfo, como suele ocurrir con las grandes victorias militares, otorgó respeto y cierto prestigio a los dirigentes soviéticos, pero en los años siguientes sus siniestros modos de actuar les obligaron a recurrir al secretismo más exacerbado para mantener su credibilidad en el mundo. Se silenciaron la (segunda) hambruna y las sangrientas purgas de los años treinta (el Saturno bolchevique devoraba a sus propios hijos), lo que unido a la victoria de Stalin ("Padre de los pueblos", se le llamaba entonces) sobre los nazis y sus aliados en la Segunda Guerra Mundial, permitió al tirano soviético extender el comunismo más allá de sus fronteras creando sucursales de la URSS por buena parte del planeta. La historia de la estalinización tras la guerra, especialmente en Europa Oriental, demuestra lo frágil que puede llegar a ser la civilización. Los líderes comunistas continuaron ocultando la represión y los crímenes que iban llevando a cabo y se inventaron para ello tremendas fake news, como aquella que culpó durante casi medio siglo de la masacre de Katyn a los nazis, ordenada por la cúpula soviética en 1940.