sábado, 4 de abril de 2015

Mi odisea



Ulises y las sirenas, de Herbert James Draper


-Muy bonita tu casa. Lo que no entiendo aún es por qué tienes un mástil plantado en mitad del jardín. Creía que eras más aficionado a la aeronáutica que a los barcos.
-Es para que me aten ahí bien fuerte cada vez me ronde alguna mala mujer, como a Ulises.


viernes, 3 de abril de 2015

El problema de la justicia




Hace casi seis años me mordió en la mano derecha una víbora, en concreto la de la imagen. De todas las víboras con las que me he topado a lo largo de mi ya prolongada existencia, que han sido unas cuantas, esta es la que menos daño me ha hecho y con diferencia: una noche de hospital y una hinchazón que me duró apenas dos semanas. Ninguna secuela. El castigo que recibió, en cambio, fue muy severo. Como el animal y yo coincidimos en una playa (asturiana, para más señas), no dudé en denunciarlo a las autoridades. Al poco se presentó allí la policía, que capturó al reptil, el cual fue ejecutado sin juicio previo por el cruel procedimiento de separarle la cabeza del cuerpo. No puedo dejar de reconocer que, probablemente, nada de esto habría ocurrido si yo no hubiese cometido la absurda imprudencia de tratar de agarrar al infortunado bicho creyendo que se trataba de una simple culebra de agua, similar a las que atrapaba sin problemas en mi ya lejana adolescencia. La verdad, ¿acaso una víbora no tiene derecho también a relajarse tomando el sol a la orilla del mar? Ella fue más bien mi víctima y no al revés.

Al contrario de lo que le ocurrió a Peter Parker con la araña, aquella mordedura no me otorgó superpoderes (como podría ser el control de la temperatura corporal, que me habría venido muy bien dado lo poco que aguanto el calor), ni tampoco me inmunizó frente a nada. De hecho ya digo que las otras víboras que se han cruzado en mi camino han sido infinitamente más virulentas y nocivas. Quizá porque, a diferencia de la que me mordió, estas eran humanas. Y bueno, que yo sepa, después de amargarme la vida cada una de ellas ha seguido tranquilamente con la suya como si nada, cometiendo vaya usted a saber cuántas tropelías más. No digo que merezcan que les corten la cabeza, claro, que tampoco soy la Reina de Corazones (más bien el rey de los corazones rotos), pero oiga, es que me han demostrado ser tan malas y estar tan perturbadas que casi las calificaría de peligro público.

Mi vida como metáfora de la situación de la justicia en España (¿o en el mundo?). Hace unos días se detuvo a un tuitero por publicar imbecilidades en internet acerca del espantoso accidente aéreo de  la compañía Germanwings, entre otras cosas. Que el tipo es idiota perdido queda fuera de toda duda. Que por ello lo detenga la Guardia Civil parece un tanto excesivo. Un par de semanas atrás, ocho personas fueron condenadas nada menos que a tres años de cárcel por protestar contra los recortes hace cuatro años frente al Parlamento de Cataluña. Esto ya no es solo excesivo, es salvaje. Por las mismas fechas hemos sabido que el partido que nos gobierna se financió ilegalmente durante dieciocho años... y bueno, no pasa nada: ahí sigue, gobernando.

Decididamente la justicia está mal a todos los niveles. Y eso del karma no existe: los peores se van de rositas cada dos por tres.


lunes, 23 de marzo de 2015

Desencuentros



Desencuentro, de Adela Casado


¿Sabes lo que me gusta de ti? Que me haces reír, dijo ella.

Él se sintió feliz.

Ella se estaba riendo de él.


martes, 17 de marzo de 2015

Setenta años de ¿paz?




Hace unos días salió la noticia de que España ha acuñado unas monedas para conmemorar el septuagésimo aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de monedas de 10 y 200 euros con la efigie de Felipe VI y el lema 70 años de paz en el reverso.

Este hecho ha causado indignación en cierta izquierda que arguye que en 1945 no había paz en España, sino más bien una sangrienta dictadura que aún perduraría durante tres décadas más.

Lo cierto es que la emisión de estas monedas forma parte de un programa internacional, es decir, en el que participan varios países, y tiene por objeto simplemente recordar el fin de aquella contienda, la peor que ha padecido la humanidad en toda su historia. Hace diez años, por el 60º aniversario, algunos países hicieron algo similar.

Lo que ocurre es que entonces lo de los 70 años de paz es aún más ofensivo. Dado que el programa en cuestión es básicamente europeo (aunque participen en él China, Australia y Canadá), supongo que el lema de marras se refiere al fin de la guerra en Europa. Porque desde luego creo que no hace falta explicar que desde 1945 en el mundo ha habido de todo menos paz.

Ya, pero ¿y en Europa?

Pues en nuestro continente lo cierto es que el año 1945 trajo de todo salvo paz: lo que trajo más bien fueron limpiezas étnicas en masa, represión, la progresiva instauración de dictaduras comunistas en Europa del Este (aparte de la soviética, que ya existía desde antes y que duraría hasta 1991), guerra de guerrillas contra esas dictaduras... Y además, efectivamente, también había en aquel momento sendas dictaduras en Portugal y en España, con guerra de guerrillas incluida en esta última.

Como ejemplos de conflictos no muy pacíficos en Europa desde 1945 podríamos mencionar la Guerra civil griega, la Guerra Fría, el bloqueo de Berlín, la insurrección en la RDA en 1953, la de Polonia en 1956, la Revolución húngara de 1956, el Muro de Berlín, la invasión de Checoslovaquia en 1968 y, como colofón al siglo XX europeo, las guerras en lo que fue Yugoslavia durante los años noventa. De todas formas no he hecho una lista exhaustiva, me he dejado unos cuantos episodios violentos por el camino. Si a alguien le interesa el tema puede leerse por ejemplo "Continente salvaje", de Keith Lowe (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, 2012).





Y para qué hablar del terrorismo en países como la RFA, Italia, Irlanda del Norte o España.

Sin olvidar la guerra civil que estalló en el este de Ucrania hace un año y que ahí sigue.

Que se conmemore el fin de la Segunda Guerra Mundial vale, pero que se hable de setenta años de paz... La paz de los muertos, desde luego.

Me parece un claro ejercicio de autocomplacencia e hipocresía por parte de los autores de la idea, una estafa y una falta de respeto hacia millones de personas.

En fin, así se escribe la Historia.




jueves, 12 de marzo de 2015

El legado



El Infierno en El jardín de las delicias, de El Bosco


Algún día todo este sufrimiento será tuyo.


miércoles, 11 de marzo de 2015

En el dentista (III)




True story:

-Doctor, me he enjuagado con el colirio.
-¿Con el colirio?
-Bueno, con el locutorio.
-Ah, con el colutorio.
-Eso, con el locutorio.


martes, 10 de marzo de 2015

En el dentista (II)




-Hola, soy paraguayo, y vengo para recoger una dentadura que me hicieron ustedes hace tropemil años.
-¿¿¿Para qué???
-Paraguayo.