martes, 17 de marzo de 2015

Setenta años de ¿paz?




Hace unos días salió la noticia de que España ha acuñado unas monedas para conmemorar el septuagésimo aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de monedas de 10 y 200 euros con la efigie de Felipe VI y el lema 70 años de paz en el reverso.

Este hecho ha causado indignación en cierta izquierda que arguye que en 1945 no había paz en España, sino más bien una sangrienta dictadura que aún perduraría durante tres décadas más.

Lo cierto es que la emisión de estas monedas forma parte de un programa internacional, es decir, en el que participan varios países, y tiene por objeto simplemente recordar el fin de aquella contienda, la peor que ha padecido la humanidad en toda su historia. Hace diez años, por el 60º aniversario, algunos países hicieron algo similar.

Lo que ocurre es que entonces lo de los 70 años de paz es aún más ofensivo. Dado que el programa en cuestión es básicamente europeo (aunque participen en él China, Australia y Canadá), supongo que el lema de marras se refiere al fin de la guerra en Europa. Porque desde luego creo que no hace falta explicar que desde 1945 en el mundo ha habido de todo menos paz.

Ya, pero ¿y en Europa?

Pues en nuestro continente lo cierto es que el año 1945 trajo de todo salvo paz: lo que trajo más bien fueron limpiezas étnicas en masa, represión, la progresiva instauración de dictaduras comunistas en Europa del Este (aparte de la soviética, que ya existía desde antes y que duraría hasta 1991), guerra de guerrillas contra esas dictaduras... Y además, efectivamente, también había en aquel momento sendas dictaduras en Portugal y en España, con guerra de guerrillas incluida en esta última.

Como ejemplos de conflictos no muy pacíficos en Europa desde 1945 podríamos mencionar la Guerra civil griega, la Guerra Fría, el bloqueo de Berlín, la insurrección en la RDA en 1953, la de Polonia en 1956, la Revolución húngara de 1956, el Muro de Berlín, la invasión de Checoslovaquia en 1968 y, como colofón al siglo XX europeo, las guerras en lo que fue Yugoslavia durante los años noventa. De todas formas no he hecho una lista exhaustiva, me he dejado unos cuantos episodios violentos por el camino. Si a alguien le interesa el tema puede leerse por ejemplo "Continente salvaje", de Keith Lowe (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, 2012).





Y para qué hablar del terrorismo en países como la RFA, Italia, Irlanda del Norte o España.

Sin olvidar la guerra civil que estalló en el este de Ucrania hace un año y que ahí sigue.

Que se conmemore el fin de la Segunda Guerra Mundial vale, pero que se hable de setenta años de paz... La paz de los muertos, desde luego.

Me parece un claro ejercicio de autocomplacencia e hipocresía por parte de los autores de la idea, una estafa y una falta de respeto hacia millones de personas.

En fin, así se escribe la Historia.




jueves, 12 de marzo de 2015

El legado



El Infierno en El jardín de las delicias, de El Bosco


Algún día todo este sufrimiento será tuyo.


miércoles, 11 de marzo de 2015

En el dentista (III)




True story:

-Doctor, me he enjuagado con el colirio.
-¿Con el colirio?
-Bueno, con el locutorio.
-Ah, con el colutorio.
-Eso, con el locutorio.


martes, 10 de marzo de 2015

En el dentista (II)




-Hola, soy paraguayo, y vengo para recoger una dentadura que me hicieron ustedes hace tropemil años.
-¿¿¿Para qué???
-Paraguayo.


lunes, 9 de marzo de 2015

En el dentista (I)




True story:

-Me duele esta muela.
-Tengo que hacerte una radiografía para verla por dentro. ¿Sabes si estás embarazada o si puedes estarlo?
-Buah, si ahí abajo debe haber hasta telarañas y todo...


domingo, 1 de marzo de 2015

El doble rasero (Putin, mon amour)




Escribo lo que veo

Anna Politkóvskaya


Muy buenas.

Hoy vamos a denunciar un doble rasero. En dónde, os estaréis preguntando con ansia quienes me leéis fielmente. En política internacional. Bueno, no vas a descubrir la pólvora, me diréis. Ya, pero es que me apetece comentar un caso flagrante de esto que digo, a ver qué os parece.


sábado, 28 de febrero de 2015

"Harina de otro costal": Los republicanos españoles en el Gulag (I)


Esta entrada y las que le seguirán están dedicadas a Ana Cepeda Étkina: por su vitalidad, por haber recuperado la memoria de su padre y por ser una amiga de verdad.

Gracias, Ana.




Hay momentos en que los pueblos no quieren mandar ni obedecer, sino solo escapar

Denis Diderot


Conocí a mi amiga Ana Cepeda casi de casualidad, allá por el año 2010, gracias a la magia de internet.

Siempre he sido aficionadillo a la historia contemporánea, y hace unos cuantos años descubrí que hubo españoles exiliados en la URSS tras la Guerra Civil que acabaron en los campos de concentración soviéticos, es decir, en el Gulag. Lo chocante del asunto -españoles republicanos, de izquierdas, represaliados en la patria del proletariado- me llamó la atención, así que me hice con algo de información sobre el tema y lo comenté en un foro de internet en el que entonces participaba: Debatalia (hoy sucedido por Chisland). Después de leer lo que escribí, se registró en el foro una tal Ana que decía ser hija de Pedro Cepeda Sánchez, un niño de la guerra malagueño que tuvo la desgracia de pasar ocho años en el Gulag, aunque sobrevivió para contarlo.

O para que nos lo contara su hija, mejor dicho.

Este va a ser el primero de unos artículos en los que vamos a hablar de los cientos de españoles republicanos que, como Pedro Cepeda, pasaron por el Gulag. Tengo que decir que la historia de Cepeda en concreto la conozco bien porque gracias a aquel foro conocí a su hija, Ana. Y porque ella la ha contado en un libro que publicó el año pasado: Harina de otro costal. Un libro en el que tengo el honor de figurar entre los agradecimientos de su autora y cuya portada encabeza este artículo.



A través de internet también entré en contacto con otros autores de libros sobre el mismo tema: Miguel Marco Igual (autor de Los médicos republicanos españoles en la Unión Soviética) y Luiza Iordache Cârstea (autora de En el Gulag), a quien conocí en persona el año pasado.