Hace sesenta años recibimos una visita inesperada en Gernika. Muchos de nosotros éramos aún niños, y vinieron hombres de un país extranjero que no nos conocían y a los que no conocíamos. Ni siquiera nos odiaban, porque no les habíamos hecho nada, pero tampoco nos veían como éramos realmente. Porque ellos estaban arriba y nosotros abajo.
Declaración de testigos supervivientes del bombardeo de Guernica, publicada en el periódico alemán Pforzheimer Zeitung el 28 de abril de 1997
El
último libro que leí referido específicamente al
famoso bombardeo, del cual se cumple hoy el 78º
aniversario, se titula precisamente
“Gernika: El
bombardeo”. Está
escrito por
el historiador vasco Imanol Villa y editado por la productora Idem y se publicó
hace cinco años. En realidad se trata de la versión escrita del documental del
mismo nombre, que apareció en 2007 con motivo del 70º aniversario del
bombardeo, y que venía en DVD con el libro, por cierto.
Me preguntaréis: ¿dónde está la novedad? Pues en ningún
sitio, la verdad, si exceptuamos algunas imágenes inéditas (entre las que hay
escenas a color de Guernica justo después del bombardeo filmadas por el
reportero yanqui Russell Palmer). La
gracia es que relata la historia de forma muy clara y concisa, muy apta para
todos los públicos. Y que es bastante objetivo. Basta con decir que cuenta con
la colaboración de unos cuantos historiadores y expertos: los españoles Jesús
Salas Larrazábal y Manuel Montero, los británicos Antony Beevor y Nicholas
Rankin, los alemanes Klaus A. Maier y Stefanie Schüler-Springorum y el italiano
Ferdinando Pedriali. También con la del Centro de Documentación Sobre el
Bombardeo de Gernika, así como con el testimonio de varios supervivientes.
Digamos que resume y expone las conclusiones de las investigaciones realizadas
durante bastantes años. Y hay una cosa que resulta muy interesante, y es que el
libro asume ciertas tesis a las que llegó Jesús Salas Larrazábal hace más de
veinticinco años en su libro sobre el bombardeo (“Guernica”, Rialp, 1987), tesis que han sido despreciadas en ocasiones
al ser tachado su autor de franquista. En fin, si tenemos en cuenta que el libro
de Villa está patrocinado por el ayuntamiento de Gernika-Lumo y la Fundación
Museo de la Paz de Gernika, y que en él colabora la Fundación Sabino Arana, no
creo que sea muy factible tacharlo también de franquista.
Resumiendo los hechos:
El 25 de abril de 1937, la 1ª Brigada de Navarra
(franquista) alcanzó el monte Oiz, entre Durango y Guernica. El general
Mola prefería seguir avanzando hacia
Durango, pero el teniente coronel
Wolfram von Richthofen, Jefe de Estado Mayor de la
Legión Cóndor –y primo del
famoso
Barón Rojo-, exasperado por la lentitud del avance de los sublevados,
creía que se podría lograr un gran triunfo si se tomaba Guernica en un enérgico
ataque de sur a norte y de este a oeste.
Von Richthofen
Así, una gran parte de las fuerzas enemigas quedaría
cercada en torno a Marquina y Lequeitio y no podría reforzar las posiciones defensivas de
Bilbao. No obstante, Mola siguió en sus trece: primero Durango. Pero Von
Richthofen tuvo la oportunidad de llevar a cabo sus planes cuando los mandos
españoles pidieron destruir el puente de Guernica (o de Rentería) para
dificultar la retirada de las tropas enemigas que, si pretendían replegarse hacia Bilbao, tendrían que pasar forzosamente por ahí.
El 26 de abril, poco antes de las cuatro y media de la
tarde, un Dornir Do 17 alemán bombardeó el puente de Rentería sin alcanzarlo.
Minutos después, aparecieron tres bombarderos de la
Aviación Legionaria italiana Savoia-Marchetti SM. 79. Llevaban instrucciones de
bombardear el puente, pero no la población “por evidentes razones políticas”.
El puente de nuevo quedó intacto, pero resultaron alcanzadas algunas casas y la
estación de ferrocarril.
Poco antes de las cinco, dos Heinkel He 111 alemanes dejaron caer más bombas sobre el objetivo. Tampoco resultó destruido el puente.
A las 18:30 tuvo lugar el bombardeo decisivo. Von
Richthofen decidió extralimitarse y ordenó destruir también las casas del este
de Guernica. Para bloquear completamente al enemigo y poder cercarlo no bastaba
con intentar destruir el puente, según él. La mejor forma de cerrarle el paso
era destruir también las casas cercanas, así que los bombarderos fueron
cargados con bombas incendiarias. Dada la poca precisión de los bombarderos de
la época (de hecho, el puente finalmente no resultó destruido, como se temía el
oficial alemán), Von Richthofen debía de saber que lo más probable era que se
desatase un infierno abajo, en Guernica, cosa que no le importó en absoluto.
Se presentaron unos 20 Junkers Ju 52 alemanes, unos
aviones de transporte adaptados al bombardeo. Los primeros lanzaron sus bombas
cerca del puente, pero los siguientes bombardearon a ciegas, pues los
tripulantes no veían nada a causa del enorme humo provocado por las bombas.
Inmediatamente después, cazas alemanes de escolta Messerschmitt Bf 109 ametrallaron los
alrededores.
Se lanzaron en total 28,22 toneladas de bombas, combinando algunas de gran tamaño (250 kg), de tamaño medio (50 kg) e incendiarias (1 kg). En el aspecto táctico no hubo ninguna novedad ni en el modo de realizar el ataque, ni en los tipos o la combinación de las bombas.
En conclusión:
Guernica era pues un objetivo estratégico, militar. Sin
embargo, la forma indiscriminada en que se llevó a cabo el bombardeo lo
convierte en un crimen de guerra. El culpable directo sería Wolfram von
Richthofen (“en Guernica estuve muy maleducado”, escribiría cínicamente en su
diario).
Insisto en que el puente, teórico objetivo del ataque, quedó
intacto.
Tras el bombardeo, las tropas franquistas no cercaron al
enemigo, así que los planes de Von Richthofen fracasaron. El bombardeo
finalmente sólo sirvió para matar a mucha gente inocente.
En contra de lo que se ha dicho durante mucho tiempo, la
población no fue bombardeada por su valor simbólico para los nacionalistas
vascos. Los alemanes seguramente no tenían ni idea de ese tema, y si la tenían no parece que fuera relevante.
No fue el primer bombardeo sobre la población civil, ni
tampoco el peor de nuestra guerra civil.
El número de muertos estaría situado entre los 150 y los 200. En su libro Salas Larrazábal daba la cifra de 126, cifra que la asociación Gernikazarra aumenta hoy a 153. Probablemente sean más. Se ha llegado a hablar de
bastante más de mil muertos, incluso de 3.000. Aun así, para una población que entonces tenía
cerca de 5.000 personas, 153 muertos es una cantidad considerable.
Durante el bombardeo se destruyó un 15% de las casas, pero
como el incendio no se pudo apagar hasta el día siguiente, el porcentaje de
edificios destruidos finalmente alcanzó el 70%.
Los franquistas mintieron alegando que la villa había sido
dinamitada por las “hordas rojo-separatistas”. Harro Harder, as de caza de la Legión Condor, anotó en su diario lo siguiente después de visitar la ciudad cuando fue tomada:
“Hoy estuvimos en Guernica. Está completamente destruida, y no, como dicen los periódicos de aquí, por hordas de incendiarios rojos, sino por los bombardeos alemanes e italianos. Todos pensamos que es una guarrada escandalosa destruir así una ciudad como Guernica, militarmente irrelevante. Bajo las ruinas yacen todavía varios miles de víctimas, víctimas superfluas. Por todas partes ruinas humeantes, agujeros de bombas, fachadas vacías”.
El bombardeo se hizo mundialmente famoso en primer lugar
por el artículo que el periodista británico
George L. Steer publicó en The Times y The New York Times el 28 de
abril.
Steer
Steer no fue el único corresponsal que informó del
bombardeo, pero sí el que lo hizo de forma más impactante.
También contribuyó notablemente a darle fama al trágico
suceso el famosísimo cuadro de
Picasso,
que representó a España en la Exposición Internacional de París de 1937.
En 1997 el presidente alemán,
Roman Herzog,
reconoció la responsabilidad de su país en el bombardeo.
Discusión:
Acabo de descubrir
este artículo de Ángel Viñas, lo que me ha hecho añadir un anexo a esta entrada con fecha 30 de abril de 2015.
En su artículo Viñas se refiere a un libro de la historiadora Schüler-Springorum, “La guerra como aventura”, que yo ya había leído pero que no había añadido a la bibliografía de esta entrada por no ser una obra específica sobre el bombardeo de Guernica, sino acerca del conjunto de la actuación de la Legión Cóndor. No obstante, sí proporciona información de interés sobre el tema de la entrada, así que he rectificado y ya aparece entre las fuentes consultadas.
Viñas, basándose entre otros en el trabajo de Schüler-Springorum, insiste en la teoría de que el bombardeo de Guernica no fue más que una combinación de experimento nazi y de afán franquista por extender el terror, descartando que el puente de Rentería fuese ningún objetivo. En el libro de Imanol Villa aparecen fotografiados documentos que prueban que el ataque a Guernica se pidió por parte de las unidades de tierra franquistas para cortar la retirada al enemigo. Luego, en su origen, el bombardeo tenía un claro objetivo militar, y desde luego el puente debía ser destruido. Fue Von Richthofen quien decidió extender el ataque a la propia Guernica, si bien contó con la autorización del coronel
Vigón, Jefe de Estado Mayor de las Brigadas Navarras, para que hiciese lo necesario con el objeto de cerrarle el paso a las fuerzas republicanas. De hecho, en la orden recibida por la Aviación Legionaria italiana, publicada en el libro de Villa, se especificaban dos cosas: que había que bombardear el puente y que, en cambio, no había que bombardear el pueblo “por evidentes razones políticas”. La iniciativa de provocar una masacre entre la población civil fue pues de Von Richthofen.
Ahora bien, lo que resulta innegable es que, por un lado, las autoridades franquistas no tenían problema alguno en masacrar poblaciones enemigas, y por otro, que los nazis aprovecharon la actividad de la Legión Cóndor en España para comprobar los resultados de sus armas y sus tácticas. En este sentido, y como bien apunta la propia Schüler-Springorum, la Luftwaffe no actuó en Guernica de forma diferente a como lo hizo en otros lugares de nuestro país ni a como lo haría en la Segunda Guerra Mundial (en 1939 el propio Von Richthofen arrasaría Varsovia). Así, el 13 de diciembre de 1936 Von Richthofen escribió en su diario: “Poder arrojar por fin nuestras bombas sobre verdaderas ciudades permitiría averiguar los efectos de nuestras bombas, ya que, dado que los pueblos están muy cerca del frente y su conquista es inminente, es de suponer que podremos examinarlos”. Efectivamente, esto se hizo con los pueblos cordobeses de Bujalance, Montoro y El Carpio, bombardeados y tomados en aquel mismo mes. Antes, en noviembre, los bombarderos alemanes habían atacado Madrid matando a cientos de personas, pero la ciudad no sería tomada hasta el final de la guerra.
En el norte de España, los aviones al servicio de
Franco gozaron de un dominio casi total del aire, así que pudieron bombardear a placer. El 31 de marzo de 1937 la Aviación Legionaria italiana bombardeó Durango matando a alrededor de 300 personas, una acción bastante más sangrienta que la de Guernica y que ha tenido mucha menos repercusión. Así, escribe Schüler-Springorum:
“Sin embargo, la fijación por Gernika había tenido como consecuencia que la misión de la Legión en su conjunto, y con ella el bombardeo de muchas otras ciudades españolas entre Bujalance y Barcelona, hubieran desaparecido casi completamente de la conciencia histórica. Al discutir durante décadas sobre el puente de Gernika, se estaba evitando un debate público sobre la legitimidad de la intervención alemana en España, como también una evaluación a fondo del modelo operativo de la Luftwaffe, tanto durante la Guerra Civil española como después”.
En cuanto a la falta de reparos de los mandos franquistas en bombardear poblaciones, el propio Franco soltó esta perla en 1936:
“Destruiré Madrid antes que dejárselo a los marxistas”. A principios de noviembre de aquel año, sus aviones dejaban caer octavillas en la ciudad que rezaban lo siguiente: “La resistencia es inútil. Ayudad a nuestras tropas a tomar la ciudad. Si no lo hacéis, la aviación nacional la borrará del mapa”. En marzo de 1937 el general Mola lanzó también octavillas amenazando con “arrasar Vizcaya” si los republicanos no se rendían en el norte. Y el 1 de abril de aquel año, el general
Queipo de Llano ordenó bombardear Jaén como represalia al bombardeo republicano de Córdoba. Este último mató a 37 personas. El de Jaén a 159.
En resumen, y como escribí más arriba, el bombardeo de Guernica ni fue el primero sobre la población civil, ni tampoco el peor de nuestra guerra civil, aunque con toda probabilidad sea el más famoso. La ciudad sí era un objetivo militar, a diferencia por ejemplo de Jaén, que fue bombardeada antes y con el mero objetivo de castigar a su población en represalia por otro ataque. Esto no quita que Guernica fuese bombardeada también con el propósito por parte de Von Richthofen de probar nuevas tácticas, ni que a los mandos franquistas esto no les preocupara demasiado, ya que ellos mismos recurrían a bombardeos de terror cada vez que les daba la gana.
Aunque el bombardeo de Guernica no fuese concebido para infundir terror, no hay duda de que ese fue su efecto, gracias sobre todo a su eco mediático. Como se leía en la prensa vasca de la época: “¡Ayer Durango, hoy Guernica, mañana Bilbao!”. Con respecto a esta última ciudad, probablemente no se habría entregado casi sin resistencia de no haber existido el bombardeo de Guernica.
Por último, la cifra de muertos en Guernica que da Schüler-Springorum -entre 200 y 1.654- está muy desfasada.
Más información:
-Salas Larrazábal, Jesús,
"Guernica", Rialp, 1987 (reeditado por Galland Books en 2012 con el título "Guernica: El bombardeo. La historia frente al mito").
-Schüler-Springorum, Stefanie, "La guerra como aventura: La Legión Cóndor en la Guerra Civil Española 1936-1939", Alianza, 2014.
-Villa, Imanol, "Gernika: El bombardeo", Idem/Expressive, 2008.