El
8 de mayo de 1898, una semana después de la derrota naval española
contra EEUU en la batalla de Cavite (Filipinas), el semanario
catalán La Veu de
Catalunya publicó un artículo
que sentenciaba que "España está perdida sin remedio, es un
pueblo enfermo y con tendencia a los delirios" y terminaba con
la siguiente propuesta:
"Estamos clavados a una barca que hace agua; si queremos salvarnos hemos de aflojar las ataduras".
El artículo se titulaba "Aném callant" y lo firmaba Narcís Verdaguer y Callís, fundador y director del periódico. Al año siguiente se crearon los primeros partidos políticos catalanistas, el Centre Nacional Català y la Unió Regionalista, que en 1901 se fusionarían dando lugar a la Lliga Regionalista. La Lliga, de corte conservador y autonomista, ostentaría la hegemonía del catalanismo político hasta los tiempos de la Segunda República.
Por otro lado, fue a partir de 1898 y el fin de la guerra hispano-estadounidense, con la pérdida de las últimas posesiones españolas en América y el Pacífico, cuando el Partido Nacionalista Vasco, fundado por el racista e integrista Sabino Arana tres años antes, empezó a cosechar sus primeros éxitos electorales.
Y así, amigos, es como surgieron los separatismos en España.
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