lunes, 8 de febrero de 2016

Eso de contrastar la información




He visto Jagten (en España "La caza"), una excelente peli del director danés Thomas Vinterberg acerca de un tipo que es acusado de un grave delito que no ha cometido y de cómo esa terrible mentira se va extendiendo entre la gente cual epidemia. Una gente que no se toma la molestia de averiguar si eso que le están contando es o no verdad. La peli es magnífica porque refleja muy bien una tremenda situación que se vive constantemente en nuestra sociedad.

Recordemos el caso de Osama Abdul Mohsen, el refugiado sirio que consiguió trabajo en España como entrenador de fútbol. Hace no mucho me aseguraron que ese señor pertenecía a Al Qaeda, que así se había publicado en internet. Una simple búsqueda desmiente rotundamente esa información, pero el daño ya está hecho. Calumnia, que algo queda.

Gracias a los medios de comunicación e internet tenemos hoy más acceso que nunca a todo tipo de información. De información y también de desinformación, mejor dicho. Las redes sociales se convierten en muchas ocasiones en la herramienta perfecta para difundir bulos creados por desaprensivos o por determinados medios que buscan así algún rédito, normalmente político o económico. Es muy fácil encontrar ejemplos. Así, si nos centramos en el ajetreado y crispado panorama actual español (en el que unos titiriteros acaban de ser enviados a la cárcel sin fianza acusados de "enaltecimiento de terrorismo y de atacar derechos fundamentales y libertades públicas", nada menos), hay una formación política que está siendo víctima una y otra vez de manipulaciones y tergiversaciones. Me estoy refiriendo a Podemos, el partido de Pablo Iglesias. Uno de los últimos despropósitos al respecto ha sido la falsa acusación a los "miembros de Podemos" de mearse a las puertas de la Catedral de la Almudena, en Madrid. Lo cierto es que la imagen difundida por las redes no se correspondía con la Catedral de la Almudena, ni con Madrid, ni las personas que ahí aparecían eran de Podemos. En realidad la foto pertenecía a un suceso ocurrido en Buenos Aires meses antes. El caso es que la trola fue difundida incluso por un diputado del PP que luego se disculpó (aunque no dimitó por injuriar, por supuesto), pero claro, el daño ya estaba hecho.

Más ejemplos. El canal de televisión 13 TV emitió en 2014 un fragmento de un discurso de Pablo Iglesias para acusarle de violento. La verdad es que el vídeo estaba manipulado, pues en realidad Iglesias ironizaba acerca de la política de la organización Izquierda Anticapitalista, es decir, se distanciaba de ella, cosa que se puede comprobar al ver el vídeo completo. La falacia se desmintió, claro, pero da igual, el daño ya estaba hecho. Es más, a fecha de 7 de febrero de 2016, quien esto escribe ha contemplado cómo el mismo canal de televisión ha reincidido exactamente en la misma manipulación. Por supuesto el vídeo manipulado se continúa difundiendo por las redes.

Hoy es muy sencillo mentir y extender las trolas. Veamos todavía otro ejemplo:



Si empleamos unos minutillos en buscar el vídeo de la rueda de prensa del 22 de enero de 2016 en la que Pablo Iglesias propuso un Gobierno de coalición entre PSOE, Podemos e IU, comprobaremos que mencionó las palabras "educación, sanidad y servicios sociales" (minuto 5:40):



Pero da igual, el daño ya está hecho.

De todas formas esto no ocurre solo en España, claro está. Hace poco vi por las redes la supuesta noticia de que la ministra de Salud venezolana, Luisana Melo, había atribuido la escasez de pasta dental en su país a que la gente se cepilla los dientes tres veces al día. Resulta que era mentira.

Ante todo quiero aclarar que no soy simpatizante de Podemos y menos aún del Gobierno venezolano, pero sí lo soy de la verdad y de la ética. Muchas veces creemos lo que nos gusta, creemos algo porque queremos creerlo: para qué comprobar si es verdad aunque tardemos solo unos minutos en hacerlo.



Y hablando de creencias, también he visto por las redes esta supuesta cita del papa Francisco:



Bien, pues es falsa. Se trata de un texto apócrifo al parecer ligeramente inspirado en una carta publicada por el Papa hace tres años.

Los intereses en crear y difundir estos embustes son evidentes. Pero parémonos un momento a pensar qué nos parecería si fuéramos nosotros el objeto de una patraña difundida por las redes sociales, o incluso por los medios de comunicación. ¿Qué tal nos sentaría el acoso permanente de gente que no nos conoce, e incluso la posiblidad de ir a la cárcel?

Desde los tiempos de las cazas de brujas, pasando por los Protocolos de los Sabios de Sión y el macarthismo, no hemos cambiado mucho. Afortunadamente, hoy la facilidad para montar estos infundios es similar en muchos casos a la de desmontarlos, lo que deja en evidencia más bien a quienes los crean y los difunden en lugar de a aquellos a quienes se pretende difamar.




2 comentarios:

  1. Ya, lo que pasa es que de tantas trolas al final ya no sabes qué creerte. Aún así, los primeros primerísimos que han ejercido de troles, manipulando información, montando vídeos y saliendo a raudales en las rr.ss a defender su causa, son precísamente ellos. Lo malo de todo esto es que al final, quedan como víctimas y les beneficia. Vete tú a saber si son ellos mismos los que manipulan la manipulación!

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  2. Esa última frase queda muy conspiranoica, Anuskis. Las burdas manipulaciones de arriba, más que beneficiar a los difamados, lo que consiguen es dejar con el culo al aire a los calumniadores, creo yo. La verdad en estos temas no es tan difícil de averiguar, y lo que está claro es que tiene que prevalecer, beneficie o perjudique a quien sea.

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