jueves, 7 de julio de 2016

Negacionismo




Siempre he sido muy partidario de que cada cual pueda expresar las ideas que le dé la gana, por muy repugnantes que estas puedan parecer. Es decir, de la famosa libertad de expresión (acerca de la censura de chistes y parodias, que es algo que últimamente se lleva mucho, ya expuse mi opinión en otra entrada y por eso ahora solo diré que me parece demencial). Sobre la proscripción del negacionismo del Holocausto ya escribí aquí lo que pensaba. Únicamente añadiré que creo que la justicia no está adaptada para buscar la verdad de un hecho histórico, porque solo entiende de extremos: sí/no, culpable/inocente, y la certeza histórica suele estar a medio camino. La historia no es de color blanco o negro, sino gris. Los jueces no están preparados para sustituir a los historiadores, y si lo hacen corremos el riesgo de crear una historia oficial, como en las dictaduras. Por todo ello me parece mal, sin ir más lejos, el encarcelamiento de personajes como David Irving o Pedro Varela, aunque no me caigan simpáticos.


El Ku Klux Klan negando alegremente el Holocausto


Dicho esto, me resulta difícil de entender que a estas alturas el negacionismo del Holocausto siga siendo tan habitual. Hace unos días murió el escritor Elie Wiesel, superviviente del Holocausto, al que definía como "la tragedia más documentada de la historia". Y probablemente lo sea. Con el advenimiento de internet, cualquiera tiene mucho más acceso que antes a todo tipo de información al respecto: la red está plagada de archivos, documentos, fotografías e incluso vídeos de época referentes a la Segunda Guerra Mundial y los crímenes nazis. Digamos que conocer el Holocausto está al alcance de todo el que tenga un mínimo de interés en ello. Sin embargo, y de forma sorprendente, por foros y redes sociales abundan quienes insisten machaconamente en reiterar los tópicos neonazis de toda la vida. Falacias que son repetidas incluso por un dirigente político como el presidente de Irán. Da la sensación de que cuanta más información sobre el Holocausto hay disponible, más negacionistas aparecen. Es como si hubiera un montón de ignorantes y equivocados de la vida a los que les encantase serlo, que ya tendría delito. O que quizá los neonazis y antisemitas en general padezcan un mecanismo de negación colectivo que haría las delicias de Freud.



Para acabar, dejo el vídeo de un tema de Roger Taylor, batería de Queen, que va sobre todo este asunto. La canción tiene más de veinte años, pero sigue estando de triste actualidad. Hay que decir que en su día fue censurada por temor a represalias de los neonazis. Lo cierto es que Taylor tuvo mucho valor al escribir una letra tan explícita.

Y tiene razón: tenemos que parar a esos jodidos nazis.



domingo, 3 de julio de 2016

Esas pequeñas cosas que te acercan a Hitler




Todos nos creemos mejores que Hitler. Sin embargo, podemos parecernos al Führer más de lo pensamos cuando reunimos algunas de las siguientes características:

- La falta absoluta de humildad. A lo largo de su vida Hitler se equivocó en casi todo, pero jamás reconocía ningún error. La culpa siempre era ajena, por eso sus disparates los pagaban otros (en especial, los judíos), y muy caro además. Si habitualmente te cuesta reconocer que te has equivocado, y encima se lo haces pagar a otras personas, te pareces a Hitler.

- Si te crees no solo infalible, sino también imprescindible, te pareces a Hitler. Y si además eres carismático, te pareces más aún.



- Si eres una persona autoritaria e incluso piensas que estás por encima de las normas, de las leyes y del Estado. Es más, crees que las leyes tendrían que redactarse a tu antojo. Entonces te pareces a Hitler.

- Si piensas que la única auténtica ley es la ley de la selva, te pareces a Hitler.

- Si opinas que la especie humana se divide en razas, que no deben mezclarse y que hay unas más aceptables que otras. O sea, si eres racista, te pareces a Hitler.



- Si desprecias a grandes colectivos por su etnia, su naturaleza, sus ideas o sus creencias, te pareces a Hitler.

- Si crees en conspiraciones judías, te pareces a Hitler.

- Si perteneces a alguna organización de extrema derecha, te pareces a Hitler. Y si fuiste de izquierdas antes de pasarte a la extrema derecha, te pareces a Hitler más todavía.



- Si se te da bien aterrorizar a la gente, te pareces a Hitler.

- Si eres Vladimir Putin, te pareces a Hitler.

- Si necesitas mucho espacio vital, te pareces a Hitler.

- Si crees en la guerra y el exterminio como solución final a los problemas de la humanidad, te pareces a Hitler.

- Si te gustan los nazis, te pareces a Hitler.


Si posees un par o más de estos rasgos, eres un poco Hitler. Y lo sabes.




jueves, 30 de junio de 2016

El Holocausto y el mito de la Gran Guerra Patria (II)


Antes de nada, hay que tener en cuenta que existe una primera parte.



"Bolchevismo sin máscara": propaganda nazi sobre el mito judeobolchevique


Con sus crímenes de masas, los soviéticos ofrecieron a los nazis la ventaja de la promesa de una guerra de liberación. La trágica coincidencia fue que cuando los soviéticos tuvieron a punto los trenes para llevar a cabo sus masivas deportaciones, los alemanes tenían dispuestos los suyos para invadir la URSS. Cuando los germanos cruzaron la frontera el 22 de junio, hacía solo una semana que los soviéticos habían perpetrado una oleada de deportaciones, pero tenían preparada otra aún mayor para finales de mes, de modo que sus cárceles estaban repletas. Tanto Hitler como Stalin eran muy conscientes de que la alianza que habían firmado en 1939 tendría fecha de caducidad más pronto que tarde, pero el primero se adelantó en finiquitarla. De hecho, Stalin se empeñó en creer que todas las informaciones que había recibido acerca de la invasión alemana no eran más que una sarta de mentiras, de modo que no se había podido preparar una evacuación ni una defensa. En tal caso los prisioneros eran la última prioridad, así que muchos fueron asesinados por sus guardianes justo antes de huir. Cuando los alemanes llegaron a los países bálticos contemplaron los cadáveres frescos, igual que en Ucrania occidental. Así, el proyecto soviético de destrucción del Estado coincidió con el nazi en espacio y en tiempo.


domingo, 26 de junio de 2016

Diferencias y similitudes entre el Manifiesto Comunista y un libro de autoayuda




-El Manifiesto Comunista, del dúo socialdemócrata Marx y Engels, va dirigido a todos los trabajadores del mundo. Un libro de autoyuda, en principio, va dirigido a todo el mundo, trabaje o no.

-El Manifiesto Comunista anima a los individuos a formar parte activa de un colectivo. Un libro de autoayuda anima a los miembros de un colectivo a remarcar su individualismo. 

-Ambos son farragosos de leer.

-Ambos pretenden explicar cómo funciona el mundo, nada menos.

-Ambos pretenden ser salvíficos: prometen el paraíso si se siguen correctamente sus indicaciones.

-Ambos van más allá de la utopía: son imposibles de poner en práctica de forma satisfactoria.


jueves, 23 de junio de 2016

El Holocausto y el mito de la Gran Guerra Patria (I)




En mayo de 1942, el alcalde ruso, el destacado jurista soviético Boris Menshagon, sugirió a los alemanes que la limpieza del gueto mejoraría las condiciones de vida de los rusos. Pocas semanas más tarde, los policías locales rusos ayudaron a los alemanes a asesinar al remanente de judíos de Smolensk.

Timothy Snyder


Hace 75 años, en el verano de 1941, Alemania invadió la Unión Soviética en la llamada Operación Barbarossa. Comenzó así lo que los soviéticos denominarían Gran Guerra Patria, una de las mayores, más brutales y más duraderas campañas terrestres de la historia. También en aquel verano, los nazis empezaron a asesinar en masa a los judíos, y lo hicieron precisamente en los territorios que iban ocupando de la URSS. Es decir, en ese momento empezó el Holocausto propiamente dicho. La coincidencia en tiempo y lugar de ambos trágicos acontecimientos no fue nada casual.




viernes, 17 de junio de 2016

Libertad




En vano insisten en decirnos que el hombre está determinado por el placer; reconocen así, sin darse cuenta, la libertad; puesto que hacer lo que causa placer es ser libre.

Voltaire


¿Libertad para qué?, decía Lenin. Para poder hacer grandes cosas, se le podría responder. Para ser felices. Para tocar el cielo. Pero la libertad puede ser un regalo con trampa. Qué fácil es despegar hacia el infinito. Pero qué difícil es ser como Lindbergh, quizá porque él tenía un camino trazado.


miércoles, 8 de junio de 2016

Los doce trabajos de cada día



Hércules cansado


1 - El despertador de Nemea.

2 - El desayuno de Lerna.

3 - El atasco de Cerinea.

4 - El colegio de Erimanto.

5 - El curro de Augías.

6 - Los tocapelotas del Estínfalo.

7 - La comida de Creta.

8 - Los imprevistos de Diomedes.

9 - La discusión de Hipólita.

10 - Las tareas pendientes de Gerión.

11 - La cena del Jardín de las Hespérides.

12 - A dormir, Cerbero, que ya está bien por hoy.


Todos somos Hércules.