domingo, 6 de septiembre de 2015

Tu propio negocio




Tratar de ser un empresario de éxito -de forma honrada y legal- es fascinante. Te da poderes sobrenaturales, como por ejemplo la capacidad de tener sudores fríos a pesar de que haga un calor asfixiante. Uno se siente como Alfredo Linguini, el inexperto chaval de la peli Ratatouille, aunque sin una rata en la cabeza que le diga lo que tiene que hacer.

Tratar de ser un empresario de éxito de momento me está suponiendo un montón de queyaesdecires, a saber:

-Dormir menos (que ya es decir).

-Más estrés (que ya es decir).

-Muchos más gastos (que ya es decir) sin que aumenten las ganancias (que ya es decir).

-Darle más vueltas aún a todo lo que tengo en la cabeza (que ya es decir).

-Y hablando de la cabeza, que se me caiga más el pelo (que ya es decir).


 ¿Valdrá la pena? 




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