sábado, 28 de febrero de 2015

"Harina de otro costal": Los republicanos españoles en el Gulag (I)


Esta entrada y las que le seguirán están dedicadas a Ana Cepeda Étkina: por su vitalidad, por haber recuperado la memoria de su padre y por ser una amiga de verdad.

Gracias, Ana.




Hay momentos en que los pueblos no quieren mandar ni obedecer, sino solo escapar

Denis Diderot


Conocí a mi amiga Ana Cepeda casi de casualidad, allá por el año 2010, gracias a la magia de internet.

Siempre he sido aficionadillo a la historia contemporánea, y hace unos cuantos años descubrí que hubo españoles exiliados en la URSS tras la Guerra Civil que acabaron en los campos de concentración soviéticos, es decir, en el Gulag. Lo chocante del asunto -españoles republicanos, de izquierdas, represaliados en la patria del proletariado- me llamó la atención, así que me hice con algo de información sobre el tema y lo comenté en un foro de internet en el que entonces participaba: Debatalia (hoy sucedido por Chisland). Después de leer lo que escribí, se registró en el foro una tal Ana que decía ser hija de Pedro Cepeda Sánchez, un niño de la guerra malagueño que tuvo la desgracia de pasar ocho años en el Gulag, aunque sobrevivió para contarlo.

O para que nos lo contara su hija, mejor dicho.

Este va a ser el primero de unos artículos en los que vamos a hablar de los cientos de españoles republicanos que, como Pedro Cepeda, pasaron por el Gulag. Tengo que decir que la historia de Cepeda en concreto la conozco bien porque gracias a aquel foro conocí a su hija, Ana. Y porque ella la ha contado en un libro que publicó el año pasado: Harina de otro costal. Un libro en el que tengo el honor de figurar entre los agradecimientos de su autora y cuya portada encabeza este artículo.



A través de internet también entré en contacto con otros autores de libros sobre el mismo tema: Miguel Marco Igual (autor de Los médicos republicanos españoles en la Unión Soviética) y Luiza Iordache Cârstea (autora de En el Gulag), a quien conocí en persona el año pasado.


domingo, 22 de febrero de 2015

(In)decisión




Un judío quiere emigrar a Israel, le conceden la autorización y emigra. Pero, poco después, se da cuenta de que en Israel no está bien y regresa a la Unión Soviética.

Allí constata una vez más que desea huir; al cabo de un año solicita de nuevo permiso para emigrar por segunda vez.

¡Israel, por fin!

Sin embargo, en esta ocasión tampoco se encuentra bien y vuelve sobre sus pasos.

La URSS. Un año más tarde pide permiso para emigrar por tercera vez a Israel.

Es convocado por la Oficina de Inmigración, donde le dicen: "Verá, camarada Rabinovich, no puede seguir usted con este ir y venir. Decídase de una vez por todas. ¿Dónde está mejor, aquí o en Israel?"

Él se rasca la cabeza y dice: "Estoy mejor en el camino."


Vieja leyenda soviética reflejada en la obra "Cuadernos rusos" (Salamandra, 2014), de Igort, según un relato de Galia Ackerman.

Dedicada a Lourdes.


lunes, 16 de febrero de 2015

El poder de Hollywood




En 1945 el Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) hizo un sondeo entre la población de su país preguntando por la nación que más había contribuido a la derrota de Alemania, ocurrida justamente en aquel año. La potencia que más votos obtuvo, y con mucha diferencia (57%), fue la URSS, cosa muy lógica, ya que entre 1941 y 1945 fue el Ejército Rojo el que se enfrentó al grueso de la Wehrmacht y lo derrotó.

En 1994 se repitió el mismo sondeo, pero el país más votado había pasado a ser EEUU, con un 49%. Y eso que aún no se había estrenado "Salvar al soldado Ryan".

En 2004 se volvió a repetir el sondeo y el porcentaje de votos para Estados Unidos ya fue del 58%.

No sé cómo estará ahora el asunto -cuando se cumplen 70 años del fin de la Segunda Guerra Mundial-, pero a este paso llegará un día en que, para la conciencia colectiva de la población de Occidente, en aquella guerra solo habrá habido dos contendientes: Alemania y Estados Unidos.