lunes, 29 de diciembre de 2014

Al hijo que no he tenido



El pequeño MiG con su papá (maqueta de un MiG-29 Fulcrum sobre uno real; la foto la he sacado de aquí)


Ni idea de cómo te podrías llamar. Me da igual que seas niño o niña, o el color de tu pelo. Lo que sí sé es que me gustaría que existieras.

Dicen que la gente no cambia, pero ya lo creo que he cambiado. Me sorprendo a mí mismo una barbaridad escribiendo esto, de hecho. Si me hubieran dicho que yo iba a considerar seriamente tener un hijo, no sé, hace un par de años, habría pensado que me estaban tomando el poco pelo que ya por entonces me quedaba.

Pues sí, resulta que quiero tenerte, hijo mío. A mis cuarenta y dos tacos. Hombre, podrías haberte decidido antes, te aventurarías quizá a decirme. Bueno, pues no me he decidido antes, qué le vamos a hacer. No he sentido la necesidad hasta no hace mucho, así que no me podía decidir antes. Uno debe tener hijos cuando sienta muy claramente el deseo de tenerlos, pienso yo. Y por qué ahora, sería la siguiente cuestión. Pues veamos, había escrito un ladrillaco explicando detalladamente los motivos que se han conjugado en los últimos tiempos para que yo haya tomado esta trascendental decisión, pero en el fondo no importan.

Lo importante es que he cambiado.




4 comentarios:

  1. Y aunque a veces los mandarías a Siberia sin viaje de vuelta la mayoría de ocasiones sientes que es lo mejor que te ha podido pasar en la vida :)

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  2. Yo si quieres te presto un rato al mío...Sobre todo cuando tienes qeu pelearte con él para que haga los deberes, llegue a su hora y se desenganche de la Play.

    ¿Y no te vale con un gato? :-P

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    1. Los gatos no hacen ruido, y yo quiero un niño que chille mucho, a ver si así puedo devolver a mis vecinos de arriba un poco de lo que me llevan haciendo aguantar desde hace años.

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