miércoles, 17 de julio de 2013

No hay mal que por bien no venga




La mitad del menaje de su casa la habían dejado allí las chicas que habían vivido con él y que, una tras otra, le habían ido abandonando.

A veces veía su hogar como un museo de su propia vida, en el que él mismo podía hacer de guía e ir explicando a los visitantes de dónde provenían –o mejor dicho, de quiénes- ciertos muebles, ciertas tazas, los cubiertos, las toallas… Otras veces se sentía como un secuestrador que hubiera cobrado todo aquello a cambio de devolver la libertad a sus antiguas concubinas. Pero bueno, tampoco era algo que le quitara el sueño.


4 comentarios:

  1. Mejor no les hagas el tour museístico a las que vengan nuevas, o las vas a espantar :D

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    1. Por favor, caballero, qué le hace pensar que estoy hablando de mí :P

      Na, así toman nota de lo que falta por comprar para la casa :D

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  2. Yo no podría vivir con todo eso rodeándome.

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    1. Oh, siendo pragmático y tratando de ver el lado positivo de las cosas se puede, se puede.

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